El Libro de Apocalipsis: El Trasfondo del Libro de Apocalipsis

INTRODUCCIÓN

Cuando Jesús murió, muchos de sus discípulos y admiradores creyeron que él había experimentado su derrota final. Algunos incluso creyeron que todas sus enseñanzas y milagros fueron en vano. Lo que no entendieron los discípulos sino hasta el tercer día fue que la muerte de Jesús no era el fin de la historia. De hecho, su resurrección demostró que su muerte fue en realidad su victoria. Su resurrección permitió que sus discípulos entendieran el ministerio, sufrimiento y muerte de Jesús desde una perspectiva completamente nueva. Y cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis, sus lectores necesitaban esta nueva perspectiva también. La iglesia primitiva enfrentó persecución del poderoso Imperio romano. Y muchos cristianos comenzaron a ver esto como una derrota. Pero Juan animó a sus lectores a encontrar consuelo y confianza en la victoria que Jesús logró en su resurrección. Él quería que entendieran que aunque sus vidas terminaran en martirio, no sería el final de sus historias tampoco. Eventualmente, Jesús consumaría su reino, y cada creyente que ha vivido compartirá su victoria.

Esta es la primera lección en nuestra serie: "El Libro de Apocalipsis", algunas veces llamado El Apocalipsis, o El Apocalipsis de Juan. Hemos titulado esta lección: "El trasfondo del libro de Apocalipsis". En esta lección, veremos que el contexto y el entorno del libro de Apocalipsis puede ayudarnos a entender su significado original, y aplicar este mensaje a nuestras propias vidas en el mundo moderno.

Esta lección sobre el trasfondo del libro de Apocalipsis, la dividiremos en tres partes. Primero, exploraremos el trasfondo histórico del libro de Apocalipsis. Segundo, discutiremos el trasfondo teológico. Y tercero, consideraremos su trasfondo literario. Comencemos con el trasfondo histórico de Apocalipsis.

HISTÓRICO

El libro de Apocalipsis, siempre ha fascinado tanto a creyentes como a no creyentes desde que fue escrito. Pero diferentes intérpretes entienden los símbolos e imágenes del libro de maneras muy distintas. Las extrañas criaturas, las batallas cósmicas, las plagas y juicios — algunos intérpretes encuentran estas imágenes tan confusas que pierden toda esperanza de entendimiento de esta parte de las Escrituras. Pero la verdad, es que mucho de esta confusión se deriva de nuestro desconocimiento del contexto histórico del libro. Así que para aprender a interpretar y a aplicar el libro de Apocalipsis correctamente, nos será de mucha ayuda entender algo acerca de su historia.

Hay gran valor en comprender el trasfondo de los libros bíblicos. Pero no es esencial. La palabra de Dios tiene una función eterna, y la gente puede relacionarse directamente con ella. Y aunque no entendamos el trasfondo, no deja de ser cierto. Obtendríamos más de la Biblia si entendemos el trasfondo en el que fue escrita. Y que fue escrita, para gente de esa cultura y de ese tiempo, con problemas particulares. ¿Cómo se aplica a nosotros? Aunque estemos en una situación distinta, podemos relacionarnos con el mensaje original. Un gran esfuerzo es dado tratando de encontrar el trasfondo histórico de los libros. Esto no viene con grandes respuestas, pero si obtenemos un mejor entendimiento de lo que era el contexto original, contaremos con una mejor posición para aplicarlo desde ese contexto al nuestro. [Dr. Peter Walker]

Veremos tres aspectos fundamentales del trasfondo histórico de Apocalipsis: su autor, su fecha de composición; y su audiencia original. Comencemos con el autor de Apocalipsis.

Autor

Exploraremos el autor del libro de Apocalipsis en dos formas. Primero, veremos que la atribución tradicional del libro al apóstol Juan es confiable. Y segundo, exploraremos la ubicación y experiencia de Juan cuando lo escribió. Vayamos primero al punto de vista tradicional de que el apóstol Juan escribió el libro de Apocalipsis.

El Apóstol Juan

El autor del libro de Apocalipsis se identifica a sí mismo con un nombre relativamente común "Juan." Él menciona su nombre en Apocalipsis capítulo 1:1, 4, 9 y capítulo 22:8. Pero no se identifica a sí mismo como Juan el apóstol específicamente. Él mencionó que fielmente sirvió a Jesús, y que había sufrido por el reino de Dios. Y en el libro parece claro que él era un profeta. Pero estos detalles generales no son suficientes para demostrar que el hombre que escribió el libro de Apocalipsis fue el apóstol Juan. Aun así hay por lo menos dos buenas razones para afirmar el punto de vista tradicional de que el apóstol Juan escribió este libro. Por un lado, muchos testigos antiguos testificaron que él era el autor. A principios del segundo siglo d. C., los padres de la iglesia, Justino Mártir, Ireneo, y Clemente de Alejandría identificaron al apóstol Juan como el autor del libro de Apocalipsis. Justino hizo esta declaración en el capítulo 81 de su "Diálogo con Trifón." El testimonio de Justino es particularmente valioso porque vivió en Éfeso a principios del siglo segundo, entre las personas que habían conocido a Juan personalmente.

Ireneo, mencionó la autoría de Juan en su obra, "Contra las Herejías," libro 4, capítulo 18, sección 11. Su testimonio es también muy útil, porque Ireneo fue discípulo de Policarpo, quien a su vez fue discípulo del apóstol Juan. En consecuencia, Ireneo estuvo en una posición superior que le permitió saber en realidad cuales obras habían sido escritas por Juan. Finalmente, Clemente de Alejandría parece haber asumido la autoría de Juan en su trabajo "¿Quién es el hombre rico que se salvará?" sección 42.

Una segunda razón, para confirmar el punto de vista tradicional de que el apóstol Juan escribió el libro de Apocalipsis, es su vocabulario. Existen muchas similitudes distintivas entre el vocabulario en el libro de Apocalipsis y el vocabulario en otros trabajos de Juan. Por razones de tiempo, sólo mencionaremos dos. Primero, en el Nuevo Testamento, la designación de Cristo como el "Verbo" o "Logos" sólo se encuentra en Apocalipsis 19:13 y Juan 1:1 y 14. Un lenguaje similar aparece en 1 Juan 1:1.Y segundo, la afirmación de Jesús: "El que tiene sed, venga" en Apocalipsis capítulo 22:17 tienen paralelo en el Nuevo Testamento únicamente por su declaración: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba" en Juan capítulo 7:37. Pese a que estos sólidos argumentos apoyan al apóstol Juan como el autor del libro de Apocalipsis, los críticos de inicios del siglo tercero, han puesto en duda su autoría. Por ejemplo, el obispo del siglo tercero, Dionisio de Alejandría, puntualizó que el autor de Apocalipsis se identificó a sí mismo como Juan, mientras que el autor del evangelio y de las cartas de Juan, nunca nos dijo su nombre.

Dionisio también llamó la atención a otras diferencias entre Apocalipsis y otras obras de Juan, como sus diferentes estilos literarios y el uso del griego. Algunos críticos continúan haciendo objeciones similares hoy día. Por supuesto, existen buenas explicaciones de porque el autor pudo haber producido obras que parecen diferentes. Por ejemplo, Juan pudo haber puesto su nombre en esta obra para que la gente tuviera la certeza de que provenía de una fuente autorizada. O tal vez, declaró su nombre porque había sido comisionado por el mismo Cristo para entregar este libro a las siete iglesias específicas. Y el hecho de que Juan no se menciona a sí mismo en algunos escritos, no es razón para concluir que él nunca se nombró a él mismo en ningún escrito.

Por otra parte, la diferencia entre el estilo de Apocalipsis y los otros escritos de Juan puede ser fácilmente explicada. Las visiones que Juan registra en el libro de Apocalipsis son muy diferentes a la revelación que recibió durante el ministerio terrenal de Jesús. Además, a diferencia de otros escritos bíblicos de Juan, Apocalipsis fue escrito en un estilo apocalíptico, lo que probablemente ocasionó muchas de las diferencias tanto en el estilo literario como en el uso del griego. Estas diferencias, también pueden ser resultado de los diferentes propósitos de Juan para escribirlos, e incluso de sus diferentes relaciones con su diversa audiencia original.

En resumen, la evidencia favorable a la autoría del apóstol Juan es sustancialmente mayor que la evidencia en contra. Por esta razón, en esta lección hemos afirmado el punto de vista tradicional de que el libro de Apocalipsis fue escrito por el apóstol Juan.

Después de haber hablado del apóstol Juan como el autor de Apocalipsis, veamos la ubicación y experiencia de Juan cuando escribió el libro.

Ubicación y Experiencia

De acuerdo a Apocalipsis capítulo 1:9, Juan escribió el libro de Apocalipsis mientras estaba en Patmos, una pequeña isla en el Mar Egeo, aproximadamente a cuarenta millas al suroeste de Éfeso. Patmos es un lugar estéril y rocoso, virtualmente sin árboles.

Su desagrado lo hacía un buen lugar para castigar a las personas populares que eran percibidas como amenazas para el orden civil del Imperio Romano. Y en Apocalipsis capítulo 1:9 se implica fuertemente que Juan estaba exiliado en Patmos.

Mientras Juan soportaba estas severas condiciones, recibió varias visiones de parte de Jesús. Y el libro de Apocalipsis es el registro y comentario de Juan de estas visiones. Escuchemos el reporte de Juan en Apocalipsis 1:10 y 11:

Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: … Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. (Apocalipsis 1:10-11)

Aquí y en otro pasaje como Apocalipsis capítulo 21:5, Juan deja claro que él escribió en obediencia a este mandato de Dios. Dios le iba a mostrar una visión, y Juan iba a registrar esta visión y a enviarla a estas siete iglesias en Asia Menor.

Saber que el libro de Apocalipsis, es el resultado de una visión sobrenatural dada a Juan, ha llevado a algunos intérpretes a dar menos importancia al hecho de que Juan es al autor de este libro. Después de todo, si es sólo un registro de una visión, entonces, ¿Qué diferencia hace su autor?, ¿Qué posible aportación pudo hacer Juan?

Cuando pensamos en como el Espíritu Santo trabajó con personas, en la producción de las Escrituras como la Palabra de Dios y como palabra humana, podemos decir que estos eran escritores que pensaban, y articulaban lo que entendían y lo que querían dar a conocer. Vemos que el Espíritu Santo está formándolos, trabajando y guiándolos. Hay casos donde el Espíritu Santo está directamente diciéndole a la gente que escribir, así que tenemos algo de dictado, tenemos claros oráculos. En otros casos, tendremos el arte literario de un autor humano, expresándose con su forma cultural, en la manera en la que él quiere que sean entendidas. Dios está trabajando con esas libres decisiones para hacer exactamente lo que quiere. Es una compatibilidad de la dirección soberana de Dios y de la responsabilidad humana de hacer las cosas. Es la palabra de Dios, es la palabra humana toda junta. [Dr. John E. McKinley]

El Espíritu usa las diferentes circunstancias, las diferentes personalidades, los diferentes vocabularios, las diferentes cronologías históricas de cada persona y subraya esto de tal manera que da la cantidad óptima de claridad a la verdad particular que se está demostrando por el argumento del escritor. Y así a través de las Escrituras es que tenemos esta completa interacción de los dones, del trasfondo histórico, del conocimiento y de las experiencias de los escritores, y al mismo tiempo las actividades particulares del Espíritu Santo, guiándolos a usar todos sus dones personales que Dios en su providencia les ha preparado para que tengan. Usando estos dones personales de manera que crea un libro de revelación divina en el que precisamente tendría que incluir todos los tipos de literatura, todas las narrativas históricas, y toda la ansiedad de los escritores. Todo esto es un asunto de superintendencia divina y revelación divina, sin que en ningún sentido se destruya ni la genuina personalidad, ni la historia de los escritores. [Dr. Thomas J. Nettles]

Con la posible excepción de las cartas de los capítulos 2 y 3, Dios reveló visiones a Juan, no con las palabras exactas que él habría de escribir. En términos generales, Juan escribió estas visiones en sus propias palabras. Así que en este sentido, el libro de Apocalipsis es muy parecido al evangelio de Juan. Primero, Juan observó los eventos de la vida de Jesús.

Más tarde, reportó esos eventos en su evangelio, de tal manera que fue diseñado para satisfacer las necesidades de su audiencia. De la misma manera, Juan observó las visiones que reportó en el libro de Apocalipsis. Luego escribió su libro como un registro veraz de sus experiencias. Y como veremos en estas lecciones, Juan seleccionó y organizó el material en el libro de Apocalipsis de una manera dirigida hacia las necesidades de su audiencia original. Como el resto de la Biblia, el libro de Apocalipsis fue inspirado por Dios. El Espíritu Santo supervisó el trabajo de Juan para que cada cosa que él escribiera fuera verdadera y autoritativa. Pero como veremos en estas lecciones, Juan era un autor activo y racional. Con la posible excepción de las cartas en los capítulos 2 y 3, Juan no recibió un dictado de Jesús. Él era responsable de recordar su visión, entenderla, y presentarla en sus propias palabras.

Ahora que hemos considerado la ubicación y experiencia de Juan cuando escribió el libro de Apocalipsis, observemos la fecha cuando fue escrito.

Fecha

Los intérpretes evangélicos generalmente apuntan hacia una o dos fechas probables de la redacción de Apocalipsis, o bien una fecha temprana en la época del emperador romano Nerón, o una fecha posterior en el tiempo del emperador romano Domiciano. Consideremos estas dos fechas, comenzando con el tiempo de Nerón.

Nerón

El emperador romano Nerón reinó del año 54 al 68 d. C., y los historiadores que argumentan a favor de una fecha en la época de Nerón tienden a colocar la redacción de Apocalipsis al final de su reinado. En los primeros años de Nerón, consejeros competentes tenían gran influencia sobre él. Pero con el tiempo su gobierno se degeneró dramáticamente. Nerón es conocido por haber culpado a los cristianos del incendio de Roma en el año 64 d. C., y por usar esta acusación como una excusa para perseguir a los creyentes romanos en grandes cantidades.

El emperador Nerón emprendió la persecución a mediados de primer siglo, principalmente para usar a los cristianos como chivos expiatorios. El fuego estalló en Roma. Nerón era conocido por sus proyectos de renovación urbana, y con el fuego golpeando la ciudad fuertemente y otras fuerzas entrando y limpiando edificios, situación que fue considerada innecesaria. Había muchos que sentían que estaban en el extremo receptor de la renovación urbana, y que era culpa del emperador. Amenazaban con rebelarse. Buscaba culpables y culpó a los cristianos. Empleó varias formas de tortura para extraer de los cristianos una confesión de que ellos estaban detrás de esto. [Dr. James D. Smith III]

Los argumentos para fechar el libro de Apocalipsis durante los últimos años del reinado de Nerón están basados en al menos tres piezas de información. La primera gran evidencia es la referencia de Juan a los siete reyes.

En Apocalipsis 17, Juan describió una bestia escarlata con siete cabezas y diez cuernos. Y en los versículos 9 al 11, dijo que las siete cabezas representaban siete reyes.

La mayoría de los intérpretes están de acuerdo que estos siete reyes fueron emperadores romanos. Julio César es algunas veces contado como el primer emperador romano. Él fue seguido por Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón y Galba. De hecho, en Apocalipsis 17:10, encontramos el detalle de que el sexto rey de Roma estaba en el poder cuando Juan recibió esta visión, y escribió el libro de Apocalipsis. Esta referencia ha dirigido a muchos intérpretes a concluir, que el Apocalipsis de Juan fue escrito durante el reinado de Nerón.

Un segundo argumento importante de que Juan escribió durante el reinado de Nerón, proviene de la referencia del templo judío que hace Juan. En particular, Juan mencionó el templo en Apocalipsis 11, y algunos académicos interpretan esto, como que el templo judío en Jerusalén aún estaba en pie cuando el libro de Apocalipsis fue escrito.

Sin embargo, los registros históricos, señalan que el templo en Jerusalén fue destruido en al año 70 d. C., dos años después de que el reinado de Nerón terminó. Por lo tanto, si el templo aún estaba en pie cuando el libro de Apocalipsis fue escrito, lo más probable es que éste fue escrito durante el reinado de Nerón.

El tercer factor que apunta a la época de Nerón, es que Juan escribió durante un período de persecución.

El libro de Apocalipsis frecuentemente menciona que los lectores de Juan estaban sufriendo. Podemos ver esto en Apocalipsis 1:9, capítulo 2:9, 10, y 13, capítulo 6:9, y capítulo 20:4. Y como ya lo hemos dicho, Nerón era bien conocido por promover la persecución de los cristianos. Él no fue el único emperador romano que hizo esto, pero fue el primero en hacerlo de una manera notable, aunque sus persecuciones se limitaron a la zona alrededor de Roma.

El emperador Romano Nerón quien reinó desde el año 54 al 68 d. C. fue conocido por ser un emperador bastante brutal. Él también fue conocido por perseguir a muchas personas de diferentes maneras. Por ejemplo, mató a miembros de su propia familia, y probablemente fue el primer emperador romano que realmente persiguió a los cristianos. Ahora, ¿Cómo lo hizo? Bueno, tenemos un antiguo historiador llamado Tácito, quien nos dice que algunos cristianos fueron cubiertos con brea y encendidos literalmente como lámparas en Roma. Algunos fueron puestos dentro de pieles de bestias y con ellos alimentaban a los animales, y se dice que también algunos fueron clavados en cruces. [Dr. Brandon Crowe]

Aunque no exista evidencia histórica específica, de que la persecución de Nerón se haya extendido más allá de Roma, hacia otras partes del imperio, esta posibilidad no puede ser descartada. Por lo tanto, esto también puede ser visto, como un respaldo a la fecha de que el libro de Apocalipsis fue escrito durante el reinado de Nerón. Pero aunque los argumentos a favor de la fecha en el reinado de Nerón tienen su mérito, no son totalmente convincentes. De hecho, un número de objeciones se han levantado contra estos. Primero, Julio César no fue en realidad un emperador. Su sucesor Augusto fue el primero en proclamarse con ese título. Por lo tanto, Julio César no puede ser el primero de siete reyes mencionados en Apocalipsis 17:9 al 11.

Segundo, como hemos visto, Apocalipsis 11 menciona el templo. Pero Juan ha dicho en Apocalipsis 11:1 y 2 que todo menos el patio exterior del templo sería protegido de los gentiles. En contraste con esto, en Mateo 24:1 y 2, Jesús mismo ha predicho que el templo de Jerusalén sería destruido por los gentiles. Así que es difícil estar seguros de que Apocalipsis 11 se refiere al templo que fue destruido en el año 70 d. C.

Tercero, mientras es posible que la persecución de Nerón se haya esparcido por Asia Menor, no hay evidencia histórica de que en realidad haya sido así. Por lo tanto, es difícil ligar las descripciones de Juan de la persecución de los cristianos directamente a Nerón. Debido a problemas como estos, la mayoría de los evangélicos prefieren una fecha posterior para el libro de Apocalipsis.

Ahora que hemos visto los argumentos que sustentan la fecha en los días de Nerón, veamos las evidencias que sugieren que Juan escribió el libro de Apocalipsis durante el reinado de Domiciano.

Domiciano

Los académicos que están a favor de una fecha posterior para la escritura de Apocalipsis, tienden a situarla durante el reinado del emperador romano Domiciano, quien gobernó desde el año 81 al 96 d. C. Pueden citarse por lo menos cuatro factores, a favor de esta fecha de la redacción de Apocalipsis. En primer lugar, varios de los primeros padres de la iglesia primitiva indicaron que el libro había sido escrito en esta fecha.

Por eso, en su obra Contra las Herejías, libro 5, capítulo 30, sección 3, el padre de la iglesia primitiva Ireneo, reportó que Apocalipsis fue escrito "hacia el final del reinado de Domiciano." Anteriormente en esta lección, mencionamos que Ireneo fue un discípulo de Policarpo, quien a su vez fue discípulo del apóstol Juan. Así que hay una buena razón para creer en su testimonio al respecto.

Esta fecha, también coincide con el testimonio dado por algunos padres de la iglesia primitiva del segundo siglo, como Clemente de Alejandría, quien implicaba que Juan fue liberado del exilio tras la muerte de Domiciano.

Un segundo factor que sustenta que fue escrito en la fecha del reinado de Domiciano, es la misma referencia a los siete reyes, que algunos intérpretes usan para fundamentar la fecha en el reinado de Nerón. Como hemos visto, en Apocalipsis 17:9 al 11, Juan explica que las siete cabezas de la bestia escarlata eran los siete reyes. Aquellos que argumentan a favor de la fecha del reinado de Domiciano sostienen que los siete reyes son presentados como severos perseguidores de la iglesia. Por lo tanto en lugar de contar a todos los emperadores romanos, ellos sólo cuentan a aquellos emperadores que persiguieron a la iglesia de forma significativa.

En esta cuenta, Calígula fue el primer emperador, él reinó desde el año 37 al año 41 d. C. Claudio, fue el segundo y reinó del año 41 al año 54 d. C., Nerón fue el tercero reinando del año 54 al año 68 d. C., posteriormente al reinado de Nerón, tres emperadores menores son ignorados, debido a que ellos no contribuyeron significativamente en la persecución de la iglesia. El cuarto emperador que persiguió a la iglesia fue Vespasiano, quien reinó desde el año 69 al año 79 d. C., el quinto fue Tito, quien reinó desde el año 79 al año 81 d. C. Y el sexto, fue Domiciano, quien reinó desde el año 81 al año 96 d. C., en el que durante su reinado, Apocalipsis fue escrito.

Un tercer factor que apunta a que fue escrito en la fecha del reinado de Domiciano es la persecución de los cristianos.

Domiciano fue el hijo de Vespasiano y el hermano de Tito. Lo que necesitamos saber es que Vespasiano y Tito fueron responsables, personalmente de la caída de Jerusalén en el año 70 d. C. y la erradicación del liderazgo del antiguo judaísmo y la implacable búsqueda de los judíos, por todo el camino a Masada, el asalto de Masada y la eliminación de los zelotes judíos, en masa, en el año 72 d. C. Una de las cosas que se puede decir de esta familia es que ellos no eran muy amigos de los judíos, por decirlo de alguna manera. No es una sorpresa que Domiciano fuera un emperador quien perseguiría a una secta a la que consideraba como una pequeña división del judaísmo. La persecución parece haber sido esporádica, más que sistemática. Parece haber sido más regional que en todo el imperio, pero era muy viciosa. [Dr. Ben Witherington III]

Domiciano persiguió a todo el mundo y después de un tiempo, fue más odiado. Quitaron su nombre de las inscripciones de las cosas que habían sido dedicadas a él como anfiteatros y recorrieron el imperio y eliminaron su nombre porque era odiado en gran manera. ¿Por qué era odiado? Bueno, porque aplastó a toda oposición que él vio, que estaba en su contra. [Dr. Brandon Crowe]

Conocemos mejor la persecución de los judíos que la de los cristianos, pero no hay duda que fue severa en ambos casos. Como resultado muchos de quienes colocan la revelación al final de este primer siglo, sentirán que la bestia o el monstruo del que se habla en Apocalipsis es, de hecho, Domiciano. Él fue, el más demente, más que Nerón, un demente certificable. Él fue quien entre sus hábitos le gustaba ver batallas entre mujeres y enanos, atrapaba insectos y los pinchaba repetidamente con agujas. Estos hechos han sido registrados por personas que lo vieron. Y finalmente él fue ejecutado, asesinado por un antiguo esclavo quien se regresó, vio una oportunidad y no pudo soportarlo más. Él era el extremo más grande de las muchas formas de locura imperial. [Dr. James D. Smith III]

De acuerdo a muchos historiadores, Domiciano persiguió a la iglesia fuera de Roma más extensivamente que cualquier otro emperador lo hubiera hecho. Por ejemplo, en el año 96 d. C. Clemente de Roma escribió una carta a los corintios que hablaba de repentinas y repetidas calamidades y percances que les habían ocurrido.

Estas calamidades y percances sugieren una persecución sistemática a los cristianos durante el reinado de Domiciano. Él reportó haber temido la venida de Cristo. Y llegó a decir que había ejecutado a su propio primo, el cónsul romano Flavio Clemente, debido a que Flavio era cristiano.

Una cuarta razón que sugiere la fecha en el tiempo de Domiciano, es que Domiciano exigió adoración al emperador

Lo que también sabemos del tiempo de Domiciano es, que los romanos habían tenido un crecimiento progresivo en el culto al emperador. El culto al emperador va desde el comienzo de los días del imperio de Augusto, pero en el tiempo de Domiciano, él dijo cosas como: "Ustedes me deben adorar mientras yo estoy vivo." En el caso de Augusto, él fue adorado como un ser humano divinizado después de su muerte. Pero para finales del primer siglo de nuestra era, los romanos están siendo llamados a adorar, a emperadores vivos como el mismo Domiciano. Quien corría de un lado a otro diciendo: "Sólo adórenme a mí, como: "Deus et dominus noster". Nuestro señor y nuestro dios." Que resulta ser el mismo lenguaje que Tomás utiliza con Jesús: "Mi Señor y Mi Dios" al final del evangelio de Juan. Es un lenguaje usado frecuentemente en el libro de Apocalipsis. Y parece que éste es un tiempo de auge de la adoración del emperador y de la persecución de los cristianos en lugares como Asia Menor donde estas iglesias estaban. [Dr. Ben Witherington III]

El tema de la adoración al emperador aparece en varias porciones del libro de Apocalipsis. Por ejemplo, la bestia que representa a los siete reyes en Apocalipsis 17:9 al 11, también exige que la gente le adore en Apocalipsis 13, 14 y 16. Este motivo parece indicar que Apocalipsis fue escrito durante el tiempo cuando el emperador romano exigía que los cristianos le adoraran.

No hay evidencia de que Nerón demandara que la gente le adorara. Pero Domiciano claramente lo hizo. Los cristianos encontraron su desaprobación cuando ellos se reusaban a reconocer la pretensión de Domiciano de ser "Dios y Señor". Domiciano inició todas sus cartas con la frase "Nuestro Señor y Dios manda," y exigió a sus súbditos a que se dirigieran a él de la misma manera. También colocó estatuas de oro y plata de sí mismo en los templos de los dioses romanos. Pero la idea de que Juan escribió el libro de Apocalipsis, durante el tiempo de Domiciano también tiene sus debilidades. Por ejemplo, Juan nunca dijo que los siete reyes mencionados en el capítulo 17 fueran importantes perseguidores de la iglesia. Y nunca mencionó la destrucción física del templo en Jerusalén en el año 70 d. C., algo que realmente sucedió en el tiempo de Domiciano.

La fecha precisa en la que Juan escribió el libro de Apocalipsis no puede ser definida con claridad. Pero hay fundamento para pensar que fue escrito durante el reinado de Domiciano. Los intérpretes que apoyan este punto de vista sugieren una fecha alrededor del año 95 d. C., cerca del final de la vida de Domiciano, justo antes de que Juan fuera liberado de Patmos.

En estas lecciones, ninguna de nuestras interpretaciones dependerá de alguna fecha específica del libro de Apocalipsis. En cambio, nos enfocaremos en el hecho de que fue escrito en algún momento durante la segunda mitad del siglo primero, en el tiempo cuando los creyentes eran perseguidos por causa de su fe y presionados a adorar al emperador.

Habiendo examinado el autor y la fecha de redacción del libro de Apocalipsis, discutamos ahora su audiencia original.

Audiencia

Juan explícitamente dirigió la revelación a las siete Iglesias de Asia Menor, en una zona que ahora es parte de Turquía Occidental. Las iglesias estaban localizadas en las ciudades de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia, y Laodicea. Cada iglesia recibió estímulo y represión cuando fue necesario de acuerdo a su condición.

El propósito central de Apocalipsis, su mensaje central es, número uno, informar a las siete iglesias de su posición en Cristo. Al igual que él sufrió y salió victorioso, ellas también sufrirían y saldrían victoriosas. Ese es el tema sobresaliente del libro entero. Segundo, esto es lo que ellas necesitan para poner su fe y confianza en la soberanía de Dios, la soberanía de Cristo y la soberanía del Espíritu. Debido a que Cristo fue muerto y resucitó, él es ahora el héroe conquistador. Él es el león conquistador. Él es victorioso, y él ha conquistado al maligno. Por lo tanto, él es soberano. Dios, Cristo y el Espíritu son todopoderosos y las iglesias ahora pueden descansar en la soberanía de Dios en medio de las pruebas, en medio de la persecución, en medio de las falsas enseñanzas. Ellas necesitan confiar en él porque están sufriendo persecución severa, tratos y pruebas severas y es muy fácil cometer idolatría, volverse parte del sistema del mundo, pero, en lugar de eso, ellas tienen que depender de la mano del soberano Dios. [Dr. Benjamin Gladd]

Los historiadores y el mismo libro de Apocalipsis, explican que los cristianos que vivieron en estas ciudades, enfrentaron todos los tipos de tentaciones y presiones que trataron de desviarlos de la verdadera fe cristiana. Como muchos de los cristianos de cada época, ellos sintieron gran presión de comprometer su fe.

Los escritores del Nuevo Testamento nos dan muchos consejos prácticos, acerca de cómo lidiar con las dificultades y el sufrimiento en nuestras vidas. Vemos esto, en el libro de Apocalipsis, en como nos ánima a superarnos, a ser fieles en medio de la gran presión de negar nuestra relación con Cristo. O simplemente a comprometer nuestra vida económica, o nuestra vida sexual conforme a nuestra relación con el Señorío de Jesús. Un par de cosas que podemos ver en el libro de Apocalipsis y en realidad a través de todo el Nuevo Testamento, que nos ayudan a enfrentar el sufrimiento son: Número uno, comunión con otros creyentes. La importancia de ver en la comunión, no sólo en la adoración, sino en el estímulo de compartir también nuestra economía con otros, ese sentido de seguridad viene de estar juntos, reunidos como el pueblo de Dios en comunión. Otra cosa que vemos como recurso en el libro de Apocalipsis en particular, son estos cantos de lamento, que como vemos en los Salmos del Antiguo Testamento, lo vemos en las palabras de Jesús al mencionar los Salmos, como el Salmo 22 desde la cruz, también los himnos que vemos en el libro de Apocalipsis cómo ¿Hasta cuándo Señor los mártires sufrirán?, ¿Cuando, Señor, vendrás y traerás liberación a tu pueblo? El lamento se trata realmente de un sentido de justicia, y sabemos que está basado en el carácter de Dios, porque el Señor es Justo. Cuestionamos las circunstancias injustas, y anhelamos su liberación y salvación. Así que vemos en la comunión de los creyentes y en el lenguaje de lamento, dos recursos muy importantes — recursos prácticos — para enfrentar las pruebas y el sufrimiento, y aun la tentación como pueblo de Dios. [Dr. Greg Perry]

Las iglesias de Asia Menor enfrentaron muchas fuentes de presión que comprometían sus creencias y prácticas. Pero para los propósitos de esta lección, nos enfocaremos en cuatro problemas que caracterizaron sus circunstancias. Primero, los gremios de comercio paganos, presionaron a los cristianos a adorar a dioses falsos.

Gremios de Comercio

En el primer siglo, existieron gremios de comercio a lo largo de Asia Menor. Estos eran grupos de trabajadores y profesionales que se organizaban con fines económicos.

Cada persona, incluyendo los cristianos, necesitaban unirse a estos gremios de comercio, si esperaban hacer grandes negocios en sus comunidades. Esta práctica social presentaba un serio reto a los seguidores de Cristo, porque cada gremio tenía una deidad patronal, y se esperaba que los miembros de los gremios, expresaran lealtad a esa deidad.

Los cristianos que se negaban a mostrar lealtad a la deidad patronal del gremio, generalmente eran excluidos de las relaciones comerciales con sus miembros.

Comunidades Judías

Una segunda presión de compromiso vino de las comunidades judías que estaban esparcidas a través de Asia Menor en el primer siglo.

En su mayoría, las religiones del Imperio romano sólo podían practicarse en sus países de origen. Una notable excepción a esta ley fue el Judaísmo. Las sinagogas judías estuvieron operando en las ciudades más importantes de Asia Menor. Al principio, los romanos veían al cristianismo como una secta del judaísmo, de tal forma que el cristianismo podía ser legalmente practicado a través del imperio. Pero a medida que los judíos comenzaron a desvincularse de los cristianos creyentes, la cristiandad perdió su estatus legal en la mayor parte del Imperio, poniendo a los cristianos, en riesgo de castigo y persecución por parte del gobierno. Como resultado, los cristianos se sintieron presionados a unirse al judaísmo e incluso a abandonar su fe en Cristo.

Gobierno Romano

Una tercera presión que comprometía la verdadera fe de los cristianos venía del gobierno romano, quien demandaba que los cristianos adoraran al emperador y a los dioses romanos.

Debido a que la comunidad judía rechazó la iglesia cristiana, el gobierno demandó que los cristianos participaran en la adoración pública de los dioses romanos. Y en los días de Domiciano, esto aun incluía una afirmación de que el emperador era un Dios. Si los cristianos rechazaban unirse a esta idolatría, ellos podían ser acusados de ateísmo — un crimen que acarreaba severas consecuencias, y podía incluso resultar en la ejecución. Con el fin de preservar sus vidas físicas, muchos cristianos se sintieron presionados a participar en esta falsa adoración.

Cristianos Desobedientes

Lamentablemente, además de la presión que venía desde fuera de la iglesia, una cuarta presión venía de parte de los cristianos desobedientes.

La Biblia no nos proporciona muchos detalles acerca de los problemas en las iglesias de Asia Menor. Pero las cartas a las iglesias en Apocalipsis 2 y 3, hacen una lista de varios problemas específicos causados por las personas que estaban dentro de la comunidad cristiana.

Por ejemplo, las enseñanzas inmorales de Balaam se mencionan en Apocalipsis 2:14, un grupo llamado nicolaítas es condenado en Apocalipsis 2:6 y 15. Y una falsa profetiza llamada Jezabel es mencionada en Apocalipsis 2:20. Por otra parte estos cristianos desobedientes parecen haber estado presionando a otros cristianos a unirse a sus prácticas falsas.

Pero no todos los cristianos desobedientes se unieron a estas sectas heréticas, algunos simplemente renunciaron a su fe, y se unieron a las religiones paganas que les rodeaban. Un registro interesante de esto viene de Plinio el joven, quien fue gobernador de Ponto y Bitinia entre los años 111 al 113 d. C. Escuchemos lo que Plinio escribió al emperador romano Trajano en su Carta a Trajano:

Otros mencionados por el informante declararon que eran cristianos, pero luego lo negaron, afirmando que ellos habían sido pero que han cesado de serlo … desde algunos veinticinco años atrás. Todos ellos adoraban tu imagen y las estatuas de los dioses y maldijeron a Cristo.

Los cristianos de todas las épocas enfrentan presiones que comprometen su lealtad a Cristo, en pensamientos, palabras y acciones. En muchos lugares del mundo, el cristianismo sigue siendo una religión ilegal. Los fieles creyentes tienen que reunirse en secreto, por el riesgo de ser arrestados, y aun en algunos casos asesinados. También hay una presión intelectual, estudiosos seculares, amigos y familia con frecuencia ridiculizan al cristianismo como una religión ignorante que está en contradicción de la ciencia.

También puede haber presión para comprometer nuestro comportamiento y creencias por el éxito en los negocios o para evitar un trato injusto en la sociedad. Y el libro de Apocalipsis menciona este tipo de situaciones. Su mensaje es que Jesús, es el Rey supremo, y que él volverá para hacer que todo esté bien. Y cuando lo haga, él recompensará a todos los que se han mantenido fieles a él.

Con este entendimiento del trasfondo histórico del libro de Apocalipsis en mente, estamos listos para explorar el trasfondo teológico.

TEOLÓGICO

En términos generales, el libro de Apocalipsis reafirma la teología de los libros de la Biblia, escritos antes que él. Juan se basó ampliamente en escritos bíblicos anteriores, y él esperaba que sus lectores estuvieran familiarizados con ellos también.

El trasfondo teológico del libro de Apocalipsis puede ser descrito de varias formas. Pero en esta lección nos enfocaremos en tres conceptos principales: primero, la doctrina bíblica de la escatología o de los últimos días; segundo, el concepto del pacto; y tercero, el rol de los profetas bíblicos. Veamos primero la doctrina de la escatología.

Escatología

En los días de Juan, la iglesia primitiva experimentó una gran tensión porque Jesús aún no había regresado a terminar su trabajo. Durante su ministerio terrenal, Jesús había empezado a traer salvación a todas las naciones con la inauguración de la fase final del reino de Dios en la tierra. Pero para el tiempo en que Juan escribió, Jesús había estado ausente por medio siglo, y algunos cristianos comenzaron a preguntarse si regresaría. Por lo tanto una de las razones de que Juan escribiera, era para confirmar a sus lectores de que Jesús trabajó arduamente en la construcción de su reino, y que él ciertamente regresará en el futuro para cumplir cada promesa que la Biblia diga acerca de él. En otras palabras, Juan escribió para explicar la doctrina bíblica de la escatología — las enseñanzas bíblicas acerca de los eventos de los últimos días.

El término escatología significa el estudio de los últimos tiempos o el estudio de las últimas cosas, este se deriva de la palabra griega del Nuevo Testamento, que usualmente significa "último." Tradicionalmente, el término "escatología" se refiere primariamente a las enseñanzas bíblicas acerca de la segunda venida de Cristo. Pero los académicos bíblicos más recientes han utilizado la palabra "escatología," para referirse al estudio de las características climáticas de todo el período desde la primera venida de Cristo hasta su regreso. Esta visión más amplia de la escatología corresponde al hecho de que pasajes como Hebreos 1:2 y 1 Pedro 1:20, se refieren al período de todo el Nuevo Testamento como los últimos días o los últimos tiempos.

Algunos teólogos se refieren al tiempo entre la primera y la segunda venida de Cristo, como los últimos días. Porque en la primera venida de Cristo tenemos la inauguración de los últimos tiempos, y alg¬-unos teólogos la han llamado "escatología inaugurada" o "el ya, pero todavía no". En la primera venida de Cristo con su victoria decisiva en la cruz y la reivindicación en su resurrección, tenemos el pago inicial, la garantía, o la instalación de la manifestación de esas promesas finales. Esas promesas no son una parte total de nuestra experiencia, por lo que todavía no estamos glorificados, sin embargo en el momento de la venida de Cristo cuando definitivamente cumple su obra de expiación en la cruz, el resultado es seguro. El resultado está garantizado. No hay forma en la que el resultado final esté en debate o en juego, o que no esté claro en la mente de Dios. Hay cosas que todavía no son experimentadas por los creyentes en la revelación del plan de redención de Dios, el pago inicial del cumplimiento final está garantizado desde el mismo momento de la victoria de Cristo en la cruz, su victoria, su vindicación, debo decir, en su resurrección. Esa es la razón principal por la que los teólogos distinguen ambos aspectos de la economía redentora entre la obra de Cristo en su primera y segunda venida y se refieren en su conjunto como los últimos días. Estamos en los últimos momentos, la manifestación de la victoria final de Cristo se completó en la cruz. [Dr. Robert G. Lister]

Para entender como los escritores del Nuevo Testamento entendieron los últimos días, nos ayudará comenzar con las enseñanzas del Antiguo Testamento. Los profetas del Antiguo Testamento, predijeron que el futuro Mesías o Cristo terminaría la tiranía del dominio extranjero, y marcaría el comienzo del reino de Dios en la tierra. Como podemos leer en Daniel 2:44:

Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre. (Daniel 2:44)

En este versículo, Daniel enseña que el reino de Dios aplastaría a las naciones y gobernantes rivales con el fin de establecer un gobierno de Dios interminable sobre toda la tierra. Y en Daniel 7:13 y 14, el profeta continuó diciendo, que este reino vendría a través de la obra del Hijo del Hombre, también conocido como el Mesías o el Cristo.

Pasajes proféticos como estos de Daniel, guiaron a los teólogos judíos en el primer siglo para dividir la historia en dos grandes eras: esta era de pecado, sufrimiento y muerte; y la era por venir, cuando Dios destruiría completamente a sus enemigos, y finalmente bendeciría a su pueblo. En los siglos posteriores a Daniel, Israel continuó luchando contra los imperios paganos y gobernadores extranjeros. Y los teólogos judíos cada vez anhelaban la venida del Mesías para terminar esta era y dar comienzo a la era por venir.

Es claro que Dios está actualmente trabajando con su pueblo en el Antiguo Testamento, pero él siempre lo hace de manera que vean con interés la venida del Rey, la venida del Mesías, la venida del último sacerdote, el último profeta, el último rey. Todo el Antiguo Testamento está a la espera de esta persona y de este evento en particular. Cuando llegamos al Nuevo Testamento, encontramos que los escritores están sorprendidos por la realidad de que lo que estaban enfrentado en su vida, en realidad es el cumplimiento de todo lo que el Antiguo Testamento ha previsto. Y no sólo es implícito, sino que es explícito que el Nuevo Testamento tienen una visión de la historia del mundo en realidad en dos partes; una de anticipación y la segunda de cumplimiento. [Dr. David B. Garner]

El mismo Jesús frecuentemente mencionó, esta visión básica de dos eras de la historia en sus predicaciones. Por ejemplo, él habló de esta era y la era por venir en pasajes como Mateo 12:32, Marcos 10:29 y 30 y Lucas 20:34 y 35. Pero Jesús, también introdujo una nueva perspectiva de las dos eras. Por un lado, él continuó refiriéndose a la era por venir como una era futura. Pero por otro lado, él también habló del reino de Dios viniendo es su propio día. En otras palabras, él enseñó que en su día, las dos eras de la historia habían comenzado a coincidir. La era por venir ya había comenzado, aun y cuando la era presente o esta era, no había terminado todavía. De acuerdo a Jesús, los creyentes ya viven en el reino de Dios, y ya disfrutan muchas de sus bendiciones. Escuchemos las palabras de Jesús en Mateo 12:28:

Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. (Mateo 12:28)

La victoria de Jesús sobre los poderes demoniacos, demostró que había comenzado o inaugurado, la etapa final del reino de Dios en la tierra.

Hay un buen número de pasajes del Nuevo Testamento que hablan de los últimos días. Casi todos estos pasajes dan inicio a los últimos días en el primer siglo. Por ejemplo, cuando Pedro toma las palabras del profeta Joel en Hechos capítulo 2 versículo 17, dice: "Y en los postreros días, derramaré de mi Espíritu…" Él está hablando acerca de los eventos del día del Pentecostés. Los primeros cristianos entendieron algo que los cristianos modernos olvidamos. "Qué el reino no está solamente en el futuro." Debido a que el rey que ha de venir ya vino. El futuro ha invadido la historia. Por eso tenemos pasajes en el Nuevo Testamento, como Gálatas 1:4, que dice: "Que él nos ha librado del presente siglo malo". En 1 Corintios 2:9 y 10, donde Pablo dice: "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu." En 2 Corintios y Efesios 1, usa el término que generalmente aparece en documentos de negocios. Él dice que hemos recibido nuestra herencia futura al recibir al Espíritu Santo. Hemos recibido un anticipo de un mundo futuro, no sólo por que estamos esperando una futura resurrección, un futuro Mesías, un futuro rey, sino que estamos esperando a un rey que ya ha venido, que ha sido levantado de la muerte y del cual tenemos un anticipo. Necesitamos vivir como un pueblo de la era por venir. Necesitamos vivir para el futuro en esta era presente, para que el mundo tenga un anticipo del cielo que ha de venir. [Dr. Craig S. Keener]

A través del ministerio de Cristo, Dios estaba trayendo la derrota definitiva de sus enemigos, así como las bendiciones finales para su pueblo. Su reino estaba quebrantando esa época malvada. Estaba rescatando al pueblo de Dios y asegurando sus futuras bendiciones. Y como hemos leído en Mateo 12:28, este rescate comenzó en el tiempo de Cristo. Vemos este mismo tema en pasajes como Lucas 16:16, capítulo 17:20 y 21, y Juan 3:3. En la actualidad, el reino continúa creciendo como vemos en Mateo 13:24 al 30, así como versículos 36 al 43, y en Lucas 19:11 al 27. Y el reino será completado o consumado en el futuro, cuando Cristo regrese, como Jesús enseñó en pasajes como Mateo 16:27 y 28, capítulo 24:44 al 51 y capítulo 25:31 al 46.

Este punto de vista escatológico de las dos eras, es particularmente evidente en los escritos del apóstol Pablo. Por un lado, él afirmó que esta era presente de pecado y muerte aún existe. Por ejemplo, él se refirió a Satanás como el dios de esta era en 2 de Corintios 4:4. Y habló de los filósofos paganos como los filósofos de esta era en 1 Corintios 1:20. Incluso, Pablo usó la expresión la era por venir para referirse a la era futura, cuando el juicio y las bendiciones finales vengan a la raza humana. Vemos esto en pasajes como Efesios 2:7 y 1 de Timoteo 6:19. Y él, explícitamente comparó ambas eras en Efesios 1:21. Por otro lado, Pablo también enseñó que la era por venir había llegado ya en algún sentido. Por ejemplo, en 1 Corintios 10:11, él escribió que el cumplimiento de las eras había venido en Cristo. Y en Colosenses 1:13 y 14, dijo que los creyentes ya han sido puestos en el reino de Cristo.

El punto de vista escatológico enseñado por Jesús y Pablo, es algunas veces llamado: "Inauguración de la escatología," porque dice que la era por venir ha comenzado, o ha sido inaugurada, pero aún no ha llegado en toda su plenitud. Jesús inauguró el reino de Dios durante su primera venida, pero no acabó completamente con esta era. Y desde ese tiempo, las dimensiones de las dos eras han coexistido una con otra. Como resultado de ello, los creyentes han experimentado algunas de las bendiciones de esta era por venir. Pero no podemos experimentar todas sus bendiciones, hasta que la era por venir sea consumada cuando Jesús regrese.

De acuerdo a la escatología judía, el Mesías traería la era presente de pecado y muerte a un final culminante cuando él introdujera la era por venir. Pero Jesús no hizo eso, y esto dejó a muchas personas preguntándose si realmente él era el Mesías. Ésta es una de las razones por las que los escritores del Nuevo Testamento trabajaron duro para explicar que el reino de Dios viene en etapas. Sí, este cambió fue sorpresivo. Pero los poderosos milagros de Jesús y su testimonio fueron suficientes para probar que él estaba diciendo la verdad, y que Dios realmente tenía la intención de traer el reino de una manera inesperada. Cuando Jesús regrese, esta era malvada terminará por completo y la era por venir llegará en toda su plenitud. Pero hasta entonces, las dimensiones de ambas eras continuarán coexistiendo una con la otra.

Pero ¿Cómo este punto de vista escatológico impactó a Juan, cuando escribió el libro de Apocalipsis?. Y ¿Por qué este punto en particular de la teología fue tan importante para él y para su audiencia?

Durante el tiempo en que Juan estuvo escribiendo el libro de Apocalipsis, las iglesias de Asia Menor, estaban luchando con una notable discrepancia en sus creencias. Por un lado, ellos creían que Dios gobierna la historia, y que Cristo había alcanzado la victoria sobre esta era de maldad. Jesús había cumplido con las esperanzas del Antiguo Testamento, al venir como el Salvador de todos los que creyeron en él. Pero por otro lado, las iglesias de Asia Menor, tenían que lidiar con la realidad de que el mal todavía estaba trabajando en su mundo. Como resultado, enfrentaron algunas preguntas muy difíciles como: "Sí la salvación de Cristo ya ha venido, ¿Por qué el mundo sigue tentando a los cristianos a pecar?", "Si Cristo reina, ¿Por qué no nos libera de la persecución?, y por su puesto: "¿Cómo y cuándo terminarán todas estas aflicciones?", de una forma u otra, todas estas preguntas se refieren a la escatología. Y estas son precisamente, el tipo de preguntas que el libro de Apocalipsis responde.

Juan estaba plenamente consciente de las tensiones teológicas creadas por la perspectiva de los últimos días del Nuevo Testamento. Una de sus metas para el libro de Apocalipsis era ayudar a los cristianos a enfrentarse con ellas. A través de su libro, él animó a sus lectores a ver esta tensión a la luz de dos victorias. Primero, llamó su atención a la victoria que Jesús tuvo sobre la era actual. A través de su muerte, resurrección y ascensión, Cristo ha asegurado a cada verdadero creyente salvación espiritual interior.

Esta victoria es celebrada en pasajes como Apocalipsis 1:18, donde Cristo proclamó que él había resucitado de la muerte y nunca volvería a morir. También en Apocalipsis 5 y 12, donde habla repetidamente acerca de la autoridad y el poder que Cristo recibió a través de su muerte y resurrección.

En la segunda victoria, Juan destacó la victoria final que Cristo logrará cuando regrese, una victoria que resultará en la completa destrucción de los enemigos de Dios y la renovación de toda la creación.

Esta victoria final se puede ver en pasajes como Apocalipsis 1:7 y a lo largo de Apocalipsis 19 y 22.

Juan quería que su audiencia original supiera que Jesucristo realmente había derrotado el poder del pecado, del sufrimiento y la muerte, justo como el Antiguo Testamento lo había predicho.

Y sobre esta base, Juan también animó a sus lectores a creer que Jesús regresaría a completar el juicio y la salvación de Dios.

Tenemos que pensar acerca de cómo el inesperado retraso del reino de Dios, afectó la perspectiva de la audiencia original, a los lectores originales del libro de Apocalipsis. Cristo había ascendido. Los evangelios dan testimonio de eso, los apóstoles fueron testigos. Hay cosas tanto en los evangelios, como en lo que dice el apóstol Pablo, que pueden entenderse como que Cristo vendría pronto. Y así esos cristianos del primer siglo profesaron abiertamente a Cristo como Señor por lo que comenzaron a experimentar persecución y dificultades, incluso dificultades normales de agitación económica. Ellos pudieron preguntarse, si la promesa de Cristo de regresar otra vez había fallado. Esta es la forma en la que ellos deberían responder a esta situación: Ellos deberían mantenerse firmes en su fe, sabiendo que Cristo ha vencido, que Cristo ha ganado la victoria, y que Dios estaba gobernando soberanamente el universo desde su gran trono, mostrado en Apocalipsis capítulos 4 y 5. Que Dios estaba gobernando en el trono y que nada sucede fuera de su capacidad de control, de su voluntad y de su permiso. Así como de su voluntad activa para controlar las cosas. Porque sería por el sufrimiento de esos cristianos del primer siglo y por su perseverancia en la fe que la gente se sentiría atraída a Cristo el vencedor por el testimonio de esa fe perseverante. [Rev. Michael Glodo]

Con este entendimiento de la escatología en mente, estamos listos para ir a nuestro segundo aspecto del trasfondo teológico de Apocalipsis: el concepto bíblico del pacto.

Pacto

Aunque la palabra "pacto" sólo aparece una vez en el libro de Apocalipsis, el concepto de pacto en el Antiguo Testamento moldeó al libro en algunos aspectos importantes. Fijó las expectativas básicas que el pueblo de Dios debería tener con respecto a sus vidas en el reino de Dios. Prometió su liberación futura y bendición. Y les motivó a superar cada adversidad que enfrentaran.

Para ayudarnos a reconocer el rol que el concepto del pacto juega en el libro de Apocalipsis, será útil examinar la manera en que la idea se desarrolló a lo largo de las Escrituras.

Aunque cada uno de los pactos de Dios, tiene sus características propias, un triple patrón caracteriza a todos los pactos divinos. En primer lugar, cada pacto demostró la gran benevolencia de Dios para su pueblo. En segundo lugar, Dios esperaba lealtad de su pueblo como una respuesta de agradecimiento a su benevolencia. Y tercero, Dios gobernó su reino estableciendo un sistema justo de consecuencias.

Específicamente, aquellos que fueran obedientes recibirían bendiciones, y aquellos que fueran desobedientes recibirían maldiciones. En el pacto con David, mencionado en pasajes como 2 Samuel 7:1 al 17; Salmos 89 y 132; Dios estableció la dinastía de David como el conducto de las bendiciones de Dios y los juicios sobre su pueblo. Los hijos de David, fueron los reyes vasallos de Dios, representando a todo el reino ante él.

Como en todos los demás pactos, Dios mostró benevolencia, esperó lealtad a él y le recordó a la casa de David las consecuencias de sus bendiciones y maldiciones. Pero más tarde en la historia de Israel, los descendientes de David fracasaron tanto, que la nación entera de Israel fue exiliada bajo la maldición de Dios.

Pero aun en el exilio, los profetas de Israel, predijeron que en los últimos días, Dios renovaría su pacto a través del justo hijo de David. El profeta Jeremías se refirió a esta renovación, como un nuevo pacto en Jeremías 31:31.

De acuerdo al Nuevo Testamento, Cristo es el gran Hijo de David quien cumple este nuevo pacto. Jesucristo es rey del reino de Dios en la tierra. Y Dios, el gran Rey o Emperador, ha hecho un pacto con Jesús y su iglesia. En Jesús la gran benevolencia de Dios es mostrada. Cristo mismo cumplió todos los requerimientos de lealtad a nuestro favor. Él sufrió las maldiciones eternas del pacto, cuando murió en nuestro lugar.

Él resucitó al tercer día para compartir la eterna bendición del pacto de Dios con su pueblo. Y él vendrá otra vez para proporcionar a su pueblo las bendiciones supremas de Dios en la creación renovada.

El pueblo del pacto de Dios, siempre ha incluido tanto a las personas fieles como a las infieles. Esto seguirá siendo así, hasta que Cristo regrese. Durante los días de Adán y Noé, la población mundial incluía creyentes y no creyentes. Lo mismo puede decirse de la nación especial de Dios, durante los días de Abraham, Moisés y David. E incluso, las iglesias del Nuevo Testamento contenían una mezcla de creyentes y no creyentes.

Algunos tenían una fe salvadora en Cristo, pero otros no. Por lo tanto, cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis para las iglesias en Asia Menor, él sabía que sólo algunos de sus lectores originales eran verdaderos creyentes.

Los creyentes estaban esperando ansiosamente, las bendiciones de Dios, cómo recompensa a su lealtad. Pero otros dentro de la iglesia habían comenzado a vacilar en su lealtad, y estaban en peligro de caer bajo las maldiciones de Dios.

En respuesta a esta situación, Juan le recordó a su audiencia de la naturaleza de vivir en pacto con Dios. Entre la primera y segunda venida de Cristo, vivimos en un período de prueba, en la que la verdadera condición de nuestros corazones se revela.

Cuando Cristo regrese, aquellos que confíen totalmente en Cristo recibirán sus bendiciones del pacto, pero los que no, caerán bajo sus maldiciones. Escuchemos lo que Jesús dijo a la iglesia de Laodicea en Apocalipsis 3:16:

Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. (Apocalipsis 3:16)

Por lo menos algunas personas en la iglesia de Laodicea estaban en peligro de alejarse del evangelio de Cristo. Entonces, Juan les advirtió que si ellos no permanecían fieles, sufrirían las maldiciones del pacto de Dios.

Estas advertencias fueron en realidad extensiones del amor de Dios por su pueblo, porque les dieron a los lectores de Juan la oportunidad de arrepentirse. De hecho, vemos la benevolencia de Dios a través del libro de Apocalipsis. Se muestra en su amor por su pueblo, en el sacrificio de Jesús por nosotros, en el reino de Dios, y en nuestra esperanza en el regreso de Cristo.

Dios nos amó tanto que él envió a su Hijo para sufrir por nosotros, y él se levantó de la muerte para que podamos vivir en su reino por siempre. Y su benevolencia debe animarnos a permanecer fieles a él, aun en medio de gran sufrimiento.

Con este entendimiento de la escatología y los pactos divinos en mente, estamos listos para ir a nuestro tercer aspecto del trasfondo teológico del libro de Apocalipsis: el rol de los profetas.

Profetas

Consideremos el rol de los profetas primero comparándolos con los embajadores del pacto; segundo observando los resultados potenciales de su obra profética; y tercero, enfocándonos en la forma en que el apóstol Juan cumplió el rol de profeta en el libro de Apocalipsis. Comencemos con los profetas bíblicos como embajadores del pacto.

Embajadores del Pacto

Hemos visto que la Biblia describe el pacto de Dios con su pueblo, en formas que se asemejan a los tratados imperiales de la antigüedad. Así que en este punto, estamos listos para observar la idea de que los profetas bíblicos como el apóstol Juan sirvieron como embajadores imperiales o mensajeros del pacto de Dios.

En el mundo antiguo, los emperadores típicamente no solían viajar personalmente alrededor de su vasto reino, por lo menos, no de una manera regular. En su lugar, nombraban embajadores para hacer eso por ellos. El trabajo de estos embajadores, era motivar a los vasallos o sirvientes del emperador a cumplir con las obligaciones del tratado. Los embajadores hacían esto en gran medida para recordar a los vasallos las recompensas que recibirían si ellos eran leales a los términos del pacto, y les advertían de los castigos que recibirían si violaban estos términos.

De la misma manera, Dios comúnmente envió a sus profetas tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, para servir como embajadores del pacto. Él les encargó entregar específicamente mensajes o profecías a su pueblo. Cuando el pueblo obedecía, los profetas tendían a animarlos para recordarles las recompensas que recibirían, si ellos se mantenían obedientes. Pero cuando el pueblo era desobediente, los profetas generalmente les advertían de los juicios que Dios traería contra ellos, si se negaban a arrepentirse y a cambiar sus maneras.

Estos profetas son fundamentalmente los abogados del pacto. Su trabajo consiste en ejecutar el juicio de Jehová contra su pueblo. Quien a lo largo de la historia ha desobedecido. Los profetas anunciaban que han sido desobedientes, por lo tanto las maldiciones están llegando. Después de estas, siempre existe la noción de esperanza donde la demanda se quebranta, y el Señor ofrece a través de su profeta la posibilidad de renovar, un nuevo pacto, un nuevo templo, o el regreso del remanente. [Dr. Miles Van Pelt]

Como dijimos anteriormente en esta lección, la mayoría de los cristianos modernos asocian la palabra profecía con predicciones acercad del futuro. Pero en el mundo de la Biblia, la palabra "profecía" es principalmente aplicada a mensajes que Dios envió a su pueblo, para motivarlos a mantenerse fieles. Los profetas fueron embajadores del pacto de Dios. Ellos recordaban al pueblo sus obligaciones del pacto, y las consecuencias de su comportamiento.

Muchas personas piensan que la profecía bíblica es principalmente para la predicción del futuro, eso no es correcto, la predicción del futuro es una parte importante, pero principalmente, la profecía bíblica está marcada por la preocupación de los profetas de la naturaleza moral del pueblo. Y es en ese contexto, las predicciones vienen. Si el pueblo responde a las instrucciones de Dios, entonces el futuro estará lleno de esperanza. Si ellos no responden, el futuro no tendrá esperanza. Y el propósito de la profecía bíblica es llamar a la gente a una vida fiel a Dios. [Dr. John Oswalt]

Cuando una profecía tenía la intención de motivar al pueblo de Dios a la acción, no debería ser vista como una absoluta e inmutable predicción del futuro. En su lugar, debe considerarse como una oferta de bendición, o una amenaza de maldición. Si el pueblo respondía positivamente a la profecía, podrían esperar bendiciones. Pero si no se arrepintieron o se volvieron complacientes en su obediencia, podrían esperar ser maldecidos. Escuchemos lo que Dios dijo acerca de la naturaleza y propósito de la profecía en Jeremías 18:7 al 10:

En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar. Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi voz, me arrepentiré del bien que había determinado hacerle. (Jeremías 18:7-10)

Aquí, Dios explícitamente establece que las profecías son anuncios de desastres o bendiciones que se avecinan. Pero quienes reciben esa profecía pueden influir la forma en la que la profecía es cumplida. Anuncios de desastres pueden ser reconsiderados si la gente se arrepiente. Y anuncios de bendiciones pueden ser reconsiderados si la gente comienza a actuar pecaminosamente. Esto puede sonar extraño al principio, pero tiene mucho sentido una vez que entendemos que los profetas eran embajadores del pacto. El pacto de Dios requería lealtad de su pueblo y proporciona consecuencias tanto para la obediencia como para la desobediencia.

Algunas personas piensan que el principal propósito de la profecía es predecir el futuro. Y ciertamente es un elemento de la profecía bíblica. Tradicionalmente, mucha gente ha hablado de la profecía, como consecuencia y como predicción. Predicción, sería, la predicción del futuro. La consecuencia es muy importante cuando leemos a los profetas, porque mucho de lo que dicen no es de naturaleza predictiva. Están confrontando a la gente con su pecado, acusándolos de haber quebrantado la ley de Dios, llamándolos al arrepentimiento — así que podríamos decir que es exhortativo. Y creo que el elemento predictivo es secundario, lo que Dios está realmente tratando de hacer en la profecía bíblica clásica, como Amós, Isaías, Oseas, esos tipos de libros, está llamando al pueblo a una correcta relación consigo mismo. Muy a menudo las predicciones son contingentes; son condicionales. Dios les está mostrando cómo será su futuro si ellos no se arrepienten. Y realmente, la última cosa que Dios quiere hacer es juzgarlos. Les advierte que si no se arrepienten, esto es lo que les va a pasar. Pero si se arrepienten, Dios no traerá ese juicio sobre ellos. O en el caso de la profecía de salvación, él está mostrándoles cómo es que se ve su futuro si continúan obedeciéndole o si vuelven atrás. Puede ser una motivación negativa o positiva. Creo que es muy importante que unamos la consecuencia con la predicción y entendamos lo que la profecía bíblica es en realidad. [Dr. Robert B. Chisholm, Jr.]

Es importante señalar que algunas veces Dios realmente quería que la profecía mostrara a su pueblo una mirada de un futuro cierto. En otras ocasiones él estaba tan interesado en que la profecía se cumpliera como lo establecido, que él milagrosamente aseguró que su pueblo actuara en maneras que provocaran su cumplimiento sin modificar. En momentos como estos los profetas explícitamente indicaron las firmes intenciones de Dios.

Una de las maneras en las que Dios indicó su firme intención, fue añadiendo garantías a sus profecías. Estas podían ser palabras que indicaban sus firmes intenciones, acciones proféticas simbólicas, o aun señales milagrosas. Cada vez que este tipo de garantías acompañaban a una profecía, indicaba que sería difícil para los seres humanos cambiar el resultado de la profecía.

Algunas veces, vemos otras confirmaciones proféticas como promesas en pasajes como: Amós 4:2, donde Dios juró por su santidad; Jeremías 49:13, donde Dios juró por sí mismo; y Ezequiel 5:11 donde Dios dijo, que el juicio vendría tan cierto como que él vive.

Cuando Dios juró por sí mismo, eliminó eficazmente la posibilidad de que respuestas humanas frenen el resultado de la profecía. Las promesas de Dios, levantaron la certeza del resultado de la profecía, al nivel del propio pacto. Tan cierto es que Dios no puede mentir, que él no cambiará lo que ha prometido por sí mismo.

El hecho de que algunas veces, Dios refuerce su profecía con garantías y promesas nos debería reconfortar, porque nuestra fe cristiana está fundada en el eventual cumplimiento de la profecía bíblica. Aún más importante, creemos que vendrá un día cuando Cristo regresará a la tierra a juzgar a sus enemigos y recompensar a sus fieles seguidores. Tenemos la esperanza de que un día Dios restaurará su creación y limpiará cada lágrima de nuestros ojos. Estas profecías se han reforzado con tanta frecuencia a través de las Escrituras, que sabemos nunca serán revocadas o reducidas. Un día, todas estas predicciones acerca del regreso de Cristo se harán realidad.

Con el entendimiento básico de los profetas como embajadores del pacto en mente, estamos listos para estudiar los resultados potenciales de su obra profética.

Resultados Potenciales

Como hemos visto, las profecías de bendición no obligan automáticamente a Dios a continuar bendiciendo a su pueblo. Si en algún momento ellos se apartan de él, un resultado potencial es que Dios puede reconsiderar esas bendiciones, para hacer frente a la desobediencia de su pueblo.

Y de la misma manera, las profecías de juicio generalmente deben ser vistas como advertencias para aquellos que proclaman ser del pueblo de Dios. Las advertencias proféticas, explican lo que Dios hará si su pueblo continúa en sus caminos pecaminosos. Y estas advertencias se dan con anticipación debido a que Dios es misericordioso. Él quiere darle a su pueblo la oportunidad de arrepentirse, y evitar las consecuencias de su desobediencia. En este sentido, la mayoría de las profecías acerca del juicio, son extensiones de la benevolencia de Dios para su pueblo. No tienen la intención de dar un aviso a la gente de la fatalidad inevitable, sino para motivarlos a cambiar sus caminos.

Las Escrituras demuestran por lo menos cinco formas en que los resultados potenciales de una profecía pueden ser afectados por la respuesta de su destinatario. Primero, a veces Dios revoca una advertencia u oferta profética. Por ejemplo, escuchemos las palabras del profeta Joel en Joel 2:12 al 14.

Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él? (Joel 2:12-14)

A pesar de que Joel había profetizado juicio sobre el pueblo de Dios, él entendió que aún había esperanza. Un sincero arrepentimiento podía cambiar el resultado de la profecía. Segundo, la bendición o maldición que había sido profetizada podía ser pospuesta. Por ejemplo, en 2 de Reyes 20:1 al 7, Isaías profetizó que el rey Ezequías moriría de una enfermedad. En respuesta a esta profecía, Ezequías lloró y oró pidiendo a Dios recordar su servicio fiel. Por lo tanto, Dios pospuso su muerte por 15 años. Tercero, algunas veces Dios reduce la bendición o el juicio que él ha anunciado.

Por ejemplo, 2 de Crónicas 12:5 al 12 cuenta la historia del profeta Semaías, quien anunció que Dios permitiría a Egipto destruir a Israel. Cuando Roboam y los líderes de Israel escucharon esto, se humillaron ellos mismos. Por lo tanto Dios redujo su sentencia contra ellos. En lugar de ser destruidos por Egipto, sólo se convirtieron en súbditos de Egipto. Cuarto, algunas veces Dios incluso aumenta el cumplimiento de una profecía. Un momento memorable en que Dios aumentó el cumplimiento de una profecía, se encuentra en Daniel 9:1-27. En este caso, Dios había maldecido a su pueblo exiliándolo de la tierra prometida por 70 años. Pero al final de estos 70 años, ellos seguían sin arrepentirse de su pecado. Por lo tanto, Dios aumentó su exilio extendiéndolo. Y quinto, las predicciones proféticas pueden también ser cumplidas sin modificar nada en ellas. Por ejemplo, Daniel 4:28 al 33, registra el cumplimiento de un sueño profético que fue interpretado por el profeta Daniel. El sueño predecía que el rey Nabucodonosor sería echado de su pueblo y comería hierba como el ganado. Este sueño fue reforzado por las palabras proféticas de Dios, en Daniel 4:30 y 31 un año después del sueño. E inmediatamente después de las palabras de Dios, la profecía se cumplió como se predijo.

Ahora que hemos comparado el rol de los profetas bíblicos como embajadores del pacto antiguo, y hemos observado los resultados potenciales de su trabajo, pongamos atención en como el apóstol Juan, cumplió el rol de un profeta en el libro de Apocalipsis.

Apóstol Juan

Es fácil ver que cuando Juan escribió el libro de Apocalipsis, él estaba actuando como un embajador del pacto de Dios, y su meta era motivar a la iglesia primitiva a una fidelidad inquebrantable. Juan constantemente les recordaba a las iglesias de Asia Menor, acerca de la dinámica principal que todo pacto bíblico comparte. Les recordaba la benevolencia de Dios. Hizo hincapié en los requerimientos de lealtad. Y enfatizó las consecuencias de bendición por obediencia y maldición por desobediencia.

Estas características aparecen en diversas maneras a través del libro. Pero son más claramente presentadas en las cartas a las siete iglesias, en Apocalipsis 2 y 3. Cada carta comienza con una afirmación de la grandeza y benevolencia de Cristo Jesús. Después llama la atención a los requerimientos de lealtad, y ofrece las bendiciones o las amenazas de maldición. Como un ejemplo, consideremos la carta a la iglesia de Éfeso en Apocalipsis 2:1 al 7. Apocalipsis 2:1 comienza con una declaración de la benevolencia de Dios, diciendo:

El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto. (Apocalipsis2:1)

La benevolencia de Dios se puede ver en Apocalipsis 2:1, en el hecho de que Jesús camina entre los candeleros, que representan las iglesias a las que están dirigidas las cartas. Él no las abandonará, siempre estará con ellas.

A medida que continúa con la carta a la iglesia de Éfeso, nos encontramos con el requisito de la lealtad humana. Por ejemplo, en Apocalipsis 2:2 al 4, Jesús alabó a la iglesia de Éfeso por su duro trabajo y paciencia, pero la criticó por perder su primer amor. También aprobó el odio de los efesios por las prácticas de los nicolaítas.

Después de esto, la carta a la iglesia de Éfeso se vuelve hacia las consecuencias del pacto. Las consecuencias de maldición por desobediencia se pueden ver en Apocalipsis 2:5, donde Jesús amenazó con retirar el candelero de la iglesia si su pueblo fallaba en arrepentirse y en recuperar su primer amor. Y las consecuencias de bendición por obediencia pueden verse en Apocalipsis 2:7, donde Jesús ofreció bendecir la obediencia de sus seguidores con el acceso al árbol de la vida.

La pregunta que a veces surge es: ¿Si la bendición de Dios depende de que nosotros hagamos algo, esto implica que nuestra salvación depende en algún sentido de nuestras buenas obras?, ¿Tenemos en realidad alguna contribución para hacer positivo el resultado de nuestra salvación? Es interesante, que aquellos que están en los extremos tradicionales del Arminianismo y el Calvinismo, los que alguna vez tuvieron un gran debate, están en realidad de acuerdo en que Dios nos hizo a los seres humanos con voluntad, y que incluso los demandantes efectos de nuestra caída no nos ha robado nuestra capacidad de voluntad y nuestra responsabilidad de ejercerla de acuerdo a la voluntad y a las formas de Dios. Bueno, eso significa que Dios está constantemente retándonos mediante sus mandamientos e invitaciones para ejercer esta capacidad dada por Dios. Por lo tanto, sí, en muchos casos tenemos que responder a Dios de la manera en la que él ha prometido traer la bendición. Pero donde volvemos atrás y afirmamos que todo es finalmente por gracia, es que la capacidad para responder de la manera apropiada no se deriva de nuestra capacidad sin ayuda, sino de la mayor supervisión y soberana gracia de Dios. Así que, sí, debemos participar en el plan por el que la bendición viene a nosotros, pero la hacemos con absoluta dependencia en el buen permiso de Dios. [Dr. Glen Scorgie]

Cuando el apóstol Juan escribió el libro de Apocalipsis, muchas iglesias en Asia Menor eran inconstantes en su compromiso con el pacto de Dios. Gente en la iglesia habían comenzado a dudar que Jesús regresaría. Otros se preguntaban como el reino de Jesús podría crecer cuando toda su experiencia personal era sufrimiento y oposición. Así, en todo el libro del Apocalipsis, el apóstol Juan sirvió como profeta de Dios a estas iglesias.

Él les recordó de la benevolencia de Dios, les advirtió a sus lectores de los peligros de la infidelidad y les dio esperanza para el futuro, animándoles a mantenerse fieles hasta que el Señor regrese.

Hasta ahora en nuestra lección, hemos discutido el trasfondo histórico y teológico del libro de Apocalipsis. En este punto estamos listos para ver el trasfondo literario. ¿Cómo se compara el libro de Apocalipsis con otros escritos de la época?

LITERARIO

Exploraremos el trasfondo literario de Apocalipsis en dos pasos. Primero, compararemos el libro de Apocalipsis con el género de profecía del Antiguo Testamento. Y segundo, lo compararemos con el tipo de profecía bíblica conocida como literatura apocalíptica. Comencemos con la profecía del Antiguo Testamento.

Profecía

La Biblia contiene muchos diferentes tipos o géneros de literatura: narrativa histórica, legal, poética, literatura de sabiduría, epístolas, profecía, y otras. Cada género tiene sus propios arreglos literarios y formas de comunicación. La narrativa histórica comunica de una manera más sencilla que la poesía. Las epístolas o cartas son aun más directas, y generalmente dicen a sus lectores como aplicar las enseñanzas bíblicas a circunstancias específicas. Es importante tener en mente estas diferencias cuando leemos en la Biblia. Después de todo es mucho más fácil entender lo que un pasaje enseña, si primero entendemos cómo lo enseña. Por lo tanto para comprender el sentido del libro de Apocalipsis, una de las cosas importantes es identificar su género propiamente.

Es importante identificar el género de los libros bíblicos, porque cada género literario tiene sus propias formas y estilos, en cómo comunica su mensaje. Si leyera un recibo del supermercado, lo leería de manera diferente, a una carta de mi hija. Cuando leemos textos bíblicos, encontramos que están escritos en géneros particulares. Si leemos un texto legal, por ejemplo en el libro de Moisés, leeremos con cierta expectativa, teniendo en mente ciertas formas y normas de este género, o por ejemplo en Proverbios, que tienden a ser palabras concisas de sabiduría extraídas de experiencias de la vida o de la Palabra de Dios. También se leería de manera diferente si leyéramos un Salmo de lamento, en donde el pueblo de Dios lamenta el sufrimiento que está experimentando. Cuando consideramos un texto en la Biblia, tenemos que considerar su género, para que podamos entender qué tipo de arreglos, estructuras, y dispositivos, tenía el autor con las que comunicaba su mensaje al pueblo de Dios. Cuando entendemos como el texto fue armado, podemos entender más claramente que es lo que el texto está comunicándonos. [Dr. Scott Redd]

Hay diferentes géneros o diferentes tipos de escritos en las Escrituras. Tenemos narrativas donde normalmente no se puede simbolizar, porque son relatos verdaderos de eventos que sucedieron. Podemos tomar la moraleja de la historia, pero no podemos tratar de convertirlo en una serie de simbolismos. Las cinco piedras lisas de David no representaban cosas diferentes. Goliat experimentó la primera de esas piedras lisas de una manera muy real. En otros tipos de escritos en la Biblia, la poesía, por ejemplo, tomamos lo que podemos llamar licencia poética — donde hay muchas metáforas y gran cantidad de imágenes. La mayoría de los profetas, antes del exilio profetizaron en poesía, así que su lenguaje es rico en imágenes y simbolismos. El libro de Apocalipsis continua esta tradición, aun y cuando no es una poesía, lleva la tradición profética al usar gran cantidad de imágenes simbólicas. Algunas veces es explícito al decirlo. Por ejemplo, en Apocalipsis 1:20 explica lo que algunos de los símbolos significan. Apocalipsis está llenó de símbolos y necesitamos entenderlo de esa manera porque esa es la forma en las que Dios las inspiró, es como Dios quiso que las entendiéramos. [Dr. Craig S. Keener]

El género del libro de Apocalipsis puede ser ampliamente identificado como profecía. De hecho, el apóstol Juan específicamente lo llama profecía en Apocalipsis 1:3. Como hemos visto, la profecía bíblica algunas veces envuelve predicciones del futuro. Pero más que cualquier otra cosa, era un mensaje de Dios para su pueblo que tenía la intención de motivarlos a ser fieles.

Examinaremos el género de la profecía bíblica de dos maneras. Primero, observaremos sus características. Y segundo, consideraremos los diferentes tipos de cumplimientos de las profecías encontrados en las Escrituras. Comencemos con las características de las profecías.

Características

La profecía bíblica tiene muchas características diferentes, y no tendremos tiempo para mencionarlas todas. Así que nos enfocaremos sólo en dos de sus más importantes características. Empezaremos con sus formas típicas

Debido a que el libro de Apocalipsis encaja con el género bíblico de profecía, nos ayudará resumir algunas de las formas típicas tomadas del Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento, una profecía podía ser un mensaje de reproche para el pueblo de Dios, o un oráculo de dolor o juicio sobre sus enemigos, una proclamación de bendición por la obediencia, una promesa de reivindicación para los que son fieles al pacto, una declaración del plan de redención de Dios, una oración, una conversación entre un profeta de Dios, y, en ocasiones, una predicción de eventos futuros.

Una de las formas más comunes de profecía del Antiguo Testamento eran las demandas, que en el vocabulario de las profecías reflejaba el lenguaje legal de la corte.

Típicamente, Dios era presentado, como convocando al Israel desobediente a la corte para ser juzgado.

Estas demandas usualmente remarcaban la bondad de Dios y advertían del juicio, si Israel continuaba desobedeciendo. Algunas veces, incluso se ofrecía recompensar con bendiciones la fidelidad y el arrepentimiento. Frecuentemente, las predicciones del futuro se daban en el contexto de estas amenazas de juicio y ofrecimientos de bendición. Indicando que las predicciones eran condicionadas a la respuesta del pueblo a la profecía.

En muchos aspectos, las profecías de Juan en el libro de Apocalipsis funcionaron de la misma manera como las profecías del Antiguo Testamento. Una segunda característica de la profecía del Antiguo Testamento, es la que hace uso frecuentemente de imágenes para trasmitir su mensaje.

El término imágenes, puede tener un amplio rango de significados. Pero cuando lo usamos para describir profecías, nos referimos al lenguaje que describe cosas de maneras que incitan las experiencias sensoriales imaginativas. Esencialmente, las imágenes resaltan las formas en las que podemos ver, escuchar, oler, probar o tocar algo.

Por ejemplo, en Jeremías 18, el profeta Jeremías usa la imagen del alfarero formando una masa de arcilla para explicar que Dios tiene el derecho de formar a Israel en la forma que desee.

Y en Ezequiel 37, Ezequiel usa la imagen de un valle lleno de huesos secos para describir la falta de vida espiritual del pueblo de Dios. Entonces él les dio esperanza al explicar que los huesos secos se juntarán para formar seres humanos vivos de nuevo. Y el libro de Apocalipsis frecuentemente hace uso de imágenes también. Escuchemos cómo Juan describe a Jesús en Apocalipsis 1:15 y 16:

Y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. (Apocalipsis 1:15-16)

Estas hermosas imágenes de Jesús resaltan su gran poder y autoridad. Su voz tiene el poder del sonido de una gran cascada; él sostiene en sus manos las siete estrellas, simbolizando autoridad real; y su rostro resplandece brillantemente como dando luz al mundo. Encontramos imágenes similares a través del libro de Apocalipsis. Leemos de bestias de muchas cabezas con cuernos y coronas, ángeles con trompetas y copas, canciones y gritos de venganza, de la alimentación y degustación de los rollos, caballos y jinetes, montañas, e incluso una ciudad descendiendo del cielo.

De hecho, puede ser difícil encontrar un párrafo en todo el libro de Apocalipsis que no contenga algún tipo de imagen.

Una de las cosas complejas en el libro de Apocalipsis es que efectivamente existe una mezcla de términos simbólicos, junto con términos más literales. Y cuando vemos términos simbólicos, muy a menudo son interpretados por nosotros. Por ejemplo, en el capítulo 1 cuando Jesús se refirió — en la descripción se refirió a — siete candeleros y siete estrellas, más adelanta dice lo que los siete candeleros y las siete estrellas son. Entonces sabemos que definitivamente estamos tratando con símbolos, y eso es de mucha ayuda. Hay otros momentos cuando las cosas son descritas de maneras que son sorprendentes y difíciles de evocar en algún tipo de imagen literal, por lo que tendremos una bestia con siete cabezas, y veremos que más adelante van a hablar de las siete cabezas o de las siete colinas y eso es cuando vemos que nos estamos moviendo lejos de algo que parecía visualmente mucho a lo que anticipábamos en el mundo real, nos estamos moviendo hacia algo más simbólico. [Dr. David W. Chapman]

El libro de Apocalipsis utiliza muchas de estas imágenes del Antiguo Testamento. Y esto significa que nuestra familiaridad con la profecía del Antiguo Testamento puede ayudarnos a reconocer imágenes en Apocalipsis. Y aun más que esto, también nos puede ayudar a interpretar las imágenes de Apocalipsis, ya que Apocalipsis y el Antiguo Testamento usan generalmente las mismas imágenes en las mismas maneras.

Reconocer imágenes a lo largo del libro de Apocalipsis no significa que tenemos que interpretar Apocalipsis de forma alegórica, o que estemos espiritualizando su significado. Por el contrario, reconocer las características literarias como las imágenes es una parte de nuestra estrategia normal de interpretación gramática e histórica.

Después de todo, si Juan quería hablar metafóricamente, entonces sería un gran error interpretar sus palabras estrictamente literales. La lectura responsable del libro de Apocalipsis, reconoce sus imágenes, y las interpreta de acuerdo a los convenios literarios normales.

Ahora que hemos introducido algunas de las características importantes de la profecía, enfoquémonos en los tipos de cumplimientos proféticos que vemos en las Escrituras.

Cumplimientos

El cumplimiento profético es un tema muy complicado. Pero para los propósitos de esta lección, podemos hablar de tres tipos de cumplimientos proféticos. Primero, las profecías pueden ser cumplidas de manera directa.

Cuando la mayoría de las personas piensan acerca del cumplimiento de una profecía, lo primero que viene a la mente es un cumplimiento directo. Las profecías pueden ser cumplidas directamente cuando los eventos que ellas predicen suceden como se indicó. Por ejemplo, en Jeremías 25:8 al 11, Jeremías anunció que Judá caería ante Babilonia y se convertiría en un desolado terreno baldío por 70 años. Y de acuerdo a 2 de Crónicas 36:15 al 21, esto es precisamente lo que pasó. Segundo, hay también cumplimientos contingentes de profecías.

Un cumplimiento contingente ocurre cuando el resultado de una profecía es de alguna manera modificada a la luz de la forma, en que los seres humanos responden a la profecía. Ya hemos visto que los resultados de las profecías, pueden ser modificados por las respuestas de sus destinatarios. Cuando esto sucede, podemos decir que los resultados fueron contingentes a las respuestas de la gente. Esto es lo que tenemos en mente, cuando hablamos de cumplimiento contingente de una profecía.

Por ejemplo, en 2 de Samuel 12:1 al 15, el profeta Natán advierte a David que Dios iba a matar a David porque él había cometido adulterio con Betsabé y había asesinado a su esposo Urías. En respuesta a esta profecía, David se arrepiente. Porque él se arrepiente, Dios redujo el juicio sobre él perdonándole la vida. Pero Dios tomó la vida del hijo de David y trajo calamidad a la familia de David. 2 de Samuel 13 al 19 describen con gran detalle el cumplimiento de la profecía de Natán sobre la familia de David. Tercero, las profecías pueden ser cumplidas de manera tipológica.

Para los propósitos de esta lección, definiremos tipológica como: el trato que se da a las personas, instituciones o eventos del pasado en las Escrituras como presagio de personas, instituciones o eventos posteriores. Por ejemplo, Pablo llamó a Adán un tipo de Cristo en Romanos 5:14, porque la vida de Adán anunció la vida de Jesús. Pero mientras Adán pecó en el jardín trayendo pecado y muerte a la humanidad, Jesús obedeció trayendo vida y justificación a los creyentes en él.

Por lo tanto el cumplimiento tipológico de la profecía, es una de las cosas que la profecía establece directamente, son presagios de eventos futuros, por ejemplo, en Mateo 2:15, Mateo dijo que cuando la familia de Jesús dejó Egipto, se cumplía la profecía de Oseas 11:1, donde dice, "de Egipto llamé a mi hijo."

Este versículo en Oseas no predice la venida del Mesías. De hecho, la profecía estaba mirando hacia atrás en la historia al decir que Dios habría de redimir a Israel de Egipto durante el Éxodo. Pero tipológicamente hablando, este pasaje fue cumplido en los días de Jesús, porque el Éxodo fue un patrón que anunció la vida del gran Mesías de Israel. Los autores del Nuevo Testamento entendieron que algunas profecías del Antiguo Testamento, habían sido cumplidas aun antes de que ellos escribieran sus libros del Nuevo Testamento. Pero ellos todavía se sentían libres de apuntar a mayores cumplimientos tipológicos en sus días.

Habiendo comparado Apocalipsis con el género profético, estamos listos para dirigirnos a la sub-categoría de la profecía llamada literatura apocalíptica.

Apocalíptica

Exploraremos la naturaleza de la literatura apocalíptica, primero observando sus características, y segundo resumiendo su desarrollo histórico. Comencemos con las características de la literatura bíblica apocalíptica.

Características

La literatura apocalíptica es compleja, y puede ser resumida de varias maneras. En esta lección, definiremos literatura apocalíptica como:

Literatura altamente simbólica que reporta las revelaciones divinas, usualmente recibidas a través de revelaciones privadas, acerca de las interacciones entre las realidades naturales, preternaturales y sobrenaturales, y su impacto en el pasado, presente y futuro.

Esta definición es bastante detallada, por lo que nos debemos tomar el tiempo para explicarla. Primero, consideremos el hecho de que la literatura apocalíptica bíblica es altamente simbólica. Hablando en forma general, un símbolo es un signo u otra representación que apunta a algo más allá de si mismo. Por ejemplo, las palabras son símbolos que representan cosas como ideas, objetos, acciones, atributos, etc. Las banderas nacionales son símbolos de países. Y la cruz es un símbolo altamente reconocido por la religión cristiana. Sólo como un ejemplo, escuchemos cómo Jesús explica dos símbolos en Apocalipsis 1:20:

El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias. (Apocalipsis 1:20)

En el contexto de este versículo, Juan ha recibido una visión de Cristo, en la cual el Señor sostiene las estrellas en su mano derecha y camina entre los candeleros. Pero las estrellas y los candeleros son simbólicos. Ellos representan los ángeles y las iglesias.

La clave para discernir símbolos legítimos e interpretarlos en el libro de Apocalipsis sin caer en un enfoque alegórico que realmente no le hace justicia al significado que Dios intentó dar en la Palabra es triple. Primero, necesitamos reconocer que parte de la simbología de Apocalipsis había sido dada en las Escrituras del Antiguo Testamento, especialmente en las visiones de Daniel, Ezequiel y Zacarías. Dios fue preparando un vocabulario simbólico para su pueblo, y Juan se ha basado en eso. En segundo lugar, necesitamos poner atención a otras partes de las Escrituras, que hablan de manera sencilla. Interpretamos las visiones y los símbolos en el libro de Apocalipsis, a la luz de las narrativas históricas, como por ejemplo, los evangelios, o las secciones doctrinales que encontramos en las epístolas. Y así comparamos los textos de las Escrituras que son más difíciles, las visiones de Apocalipsis, con textos más claros, textos más sencillos. En tercer lugar, necesitamos tomar en cuenta la promesa de las siete bendiciones en el libro de Apocalipsis de que él que lea en voz alta y aquellos que escuchen y puedan recibir, tomar en serio, y guardar estas palabras; las podrán entender. Estas no son claves y códigos que las han mantenido en secreto en el contexto del primer siglo, debemos tomar seriamente el hecho de que en realidad fueron dadas a nuestros hermanos del primer siglo y no sólo para nosotros en el siglo veintiuno, ellos pudieron entenderlas, comprenderlas, incluso con sólo escuchar leerlas en voz alta y obtener el mensaje y recibir la bendición. [Dr. Dennis E. Johnson]

La literatura bíblica apocalíptica hace frecuente el uso de símbolos. Algunos símbolos son ampliamente descriptivos, como cuando el autor escoge símbolos que hace visiblemente similar lo que él observó. Por ejemplo, en Daniel 7:4, Daniel registró una visión de una bestia que se veía como un león con alas de águila. El león y las alas eran descriptivos porque comunicaban la apariencia real de la criatura. Y eran simbólicos porque también comunicaban su naturaleza. El símbolo del león implicaba que la criatura era poderosa y temible. Y las alas en el león posiblemente lo asociaban con Babilonia, que a menudo retrataba leones alados en su arte.

En otros casos, un símbolo puede ser concebido con el fin de ilustrar un punto. Por ejemplo, en Joel 2:25 Dios describe a los ejércitos invasores como langostas. Los ejércitos no se ven como langostas, pero se comportaban como langostas. Eran una masa imparable que devoraba todo lo que deseaba.

Aun hay otros símbolos que son usados porque son representaciones tradicionales de cosas o de ideas, similares a la bandera de un país. Por ejemplo, en Apocalipsis 1:10 al 20, Juan recibió una visión de Jesús, altamente simbólica. Jesús aparece como un ser humano vestido en una túnica larga con un cinto de oro alrededor de su pecho. Su rostro brilla como el sol. Su cabello era blanco. Sus ojos ardían como fuego. Sus pies semejantes al bronce brillante. Su voz como un torrente de agua. Tenía una espada de dos filos que salía de su boca. Tenía en su mano siete estrellas y se puso en medio de siete candeleros.

Estos detalles evocan símbolos e imágenes del Antiguo Testamento, y por lo tanto implicaban algo acerca de Jesús. Por ejemplo, sus ropas y cabello blanco, y su rostro brillante les recuerda la descripción de Dios en Daniel 7:9. Los candeleros les recuerda el tabernáculo y el mobiliario del templo, indicando que Jesús todavía estaba presente con su pueblo, tal como Dios estaba presente en sus casas especiales de adoración en el Antiguo Testamento. Y las estrellas les recuerda descripciones de reyes y líderes del Antiguo Testamento, como en Números 24:17, Isaías 14:12 y muchos otros pasajes. Por lo tanto, cuando Apocalipsis habla de estrellas como ángeles que representan Iglesias, es porque Jesús estaba revelando su reino espiritual presente como Rey sobre toda creación. Desde una perspectiva humana, Roma amenazó con controlar el destino de la iglesia. Pero el símbolo reveló que Jesús tenía todo el poder y la autoridad sobre la iglesia en su mano.

Escritos apocalípticos generalmente contienen imágenes y símbolos que los lectores modernos encuentran difíciles de entender. Pero la mayoría de los símbolos en el libro de Apocalipsis no eran confusos para la audiencia original de Juan, porque ellos fueron tomados del Antiguo Testamento y del mundo que les rodeaba. Su propósito no era confundir, sino comunicar la verdad de una manera convincente y memorable.

Una segunda característica de la literatura apocalíptica bíblica es que esta reporta revelaciones divinas.

La literatura apocalíptica bíblica es inspirada por el Espíritu Santo, al igual que el resto de las Escrituras. Es parte de la infalible, completamente confiable, y autoritaria palabra de Dios para su pueblo. Reporta revelaciones verdaderas que fueron dadas a autores humanos ya sea por el mismo Dios o a través de sus perfectamente fiables mensajeros angelicales. La literatura apocalíptica bíblica no es especulativa. No es el mejor pensamiento de un autor humano. Por el contrario, es la verdadera comunicación de Dios para su pueblo que revela sus intenciones hacia la creación.

Tercero, las revelaciones divinas reportadas en la literatura apocalíptica bíblica, tienden a ser recibidas a través de revelaciones privadas.

La palabra Apocalipsis significa "descubierto" o "revelado". Así que en el fondo, la literatura apocalíptica bíblica es un trabajo que revela el plan de Dios para su pueblo, por lo que será capaz de dar sentido al mundo sin perder la esperanza.

Pero a diferencia de otras revelaciones milagrosas, como cuando Dios apareció a la nación entera de Israel como una columna de nube en Éxodo 13, las revelaciones apocalípticas Bíblicas tienden a ser recibidas por individuos solitarios. Los profetas recibieron sueños. Escucharon voces o sonidos. Vieron visiones. Fueron visitados por mensajeros angelicales. Tuvieron experiencias que parecieran tomarlos fuera de sus cuerpos. Algunas veces incluso se encontraron con Dios mismo. Pero esto sucedió en un ambiente privado. Es entonces cuando el profeta como un mensajero y embajador de Dios, entrega el mensaje al pueblo de Dios. La cuarta característica de la literatura apocalíptica bíblica que mencionaremos, es que ésta trata con interacciones entre las realidades naturales, preternaturales y sobrenaturales.

La palabra natural se refiere al universo donde vivimos, incluye el mundo físico y todas sus criaturas. La palabra preternatural se refiere al mundo más allá de lo natural. Este es un mundo habitado por espíritus como ángeles y demonios. Finalmente, la palabra sobrenatural que significa sobre lo natural, se refiere específicamente a Dios y sus acciones. Dios es el único ser soberano que está totalmente sobre y en control del reino natural, así que él es el único ser que verdaderamente es sobrenatural.

Todos estos reinos están en constante interacción. Dios ejerce control sobre el reino natural y el preternatural. Los ángeles y demonios en el reino preternatural influencian cosas que pasan en el reino natural. Los demonios nos tientan al pecado. Los ángeles nos cuidan. Y de acuerdo a la Escritura, los ángeles y demonios incluso afectan las políticas internacionales.

A lo largo del Antiguo y del Nuevo Testamento podemos entrever que las fuerzas espirituales influyen en la historia del mundo. Por ejemplo, en 2 de Reyes 6, Eliseo estaba siendo perseguido por el rey de Aram. Eventualmente, el rey de Aram alcanzó a Eliseo y lo rodeó, y el sirviente de Eliseo se aterrorizó. Pero escuchemos lo que sucedió después en 2 Reyes 6:15 al 17:

Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. (2 Reyes 6:15-17)

Aunque tales ideas, en el reino preternatural y el sobrenatural aparecen aquí y allá en diversas partes del Antiguo y del Nuevo Testamento, la literatura apocalíptica bíblica se centra en gran medida en estos asuntos. Por ejemplo, porciones de Joel, Ezequiel, Daniel y Zacarías concentran su atención en las interacciones entre los reinos natural, preternatural y sobrenatural. Y casi de la misma manera, el libro de Apocalipsis llama la atención una y otra vez a los reinos invisibles de Dios y de los poderes espirituales y autoritarios que Dios emplea para sus propósitos.

Los ángeles y los demonios tienen gran efecto sobre las cosas que suceden, porque el mundo en el que vivimos es controlado por Dios y está yendo a algún lugar de acuerdo a su plan y si vamos a estar involucrados, tenemos que creer que estas criaturas realmente existen. Uno de los aspectos más fascinantes es que cuando pensamos en la actividad de los ángeles o demonios, pensamos en términos de nuestra vida personal e individual. Lo vemos en la Biblia, no hay duda de eso. Pero tenemos que recordar, que en la Biblia, los poderes demoniacos sobre todo — y en ocasiones los poderes angelicales, se les ha asignado dominios o gobiernos sobre naciones, que representan en la corte de Dios. Como en el Salmo 82, donde dice que Jehová preside sobre su gran asamblea y los dioses, pequeños "dioses," están con él, estos son los demonios y ángeles y criaturas preternaturales que están en control de varias naciones. Así, en muchos aspectos, no nos damos cuenta. El escenario político del mundo es controlado no por cuanta gente vota por esta persona o por otra o cómo un monarca recibe el derecho al trono de sus ancestros y esas cosas. No es así, en realidad, detrás de estas escenas, escenas invisibles, están estas criaturas demoniacas y angelicales, que tienen realmente el control de los grandes movimientos de las entidades políticas en el mundo. [Dr. Richard L. Pratt]

Finalmente, una quinta característica de la literatura apocalíptica bíblica, es la que describe el impacto de los reinos naturales, preternaturales y sobrenaturales en el pasado, presente y futuro,

La literatura apocalíptica se enfoca en todos los aspectos de la historia. Esto explica las maneras en que los reinos natural, preternatural y sobrenatural, han impactado nuestro mundo en el pasado, como ellos continúan afectándonos en el presente, y como influenciarán nuestro futuro. Y aún más que esto, como el resto de la Biblia, la literatura apocalíptica bíblica observa toda la historia como una gran historia —la historia de la creación, la caída en el pecado, y la subsecuente redención a través de Cristo. La literatura apocalíptica tiende a describir el presente en términos de su sufrimiento y dificultades, y se enfoca en el futuro como el tiempo cuando todas nuestras esperanzas serán cumplidas.

Algunas veces el cristianismo moderno tiene dificultad con el libro de Apocalipsis, porque normalmente no pensamos en las influencias espirituales que están detrás de nuestras experiencias en la vida.

Como la gente que está influenciada por la ciencia moderna, tendemos a buscar explicaciones naturales a las cosas que pasan en nuestras vidas. Nos enfocamos en cosas que podemos ver, oír, oler, probar o tocar. Pero las Escrituras hacen claro que nuestros sentidos pueden percibir sólo parte de lo que sucede tanto alrededor como en nosotros mismos.

Para entender lo que el libro de Apocalipsis nos ofrece hoy, tenemos que dejar a un lado estos prejuicios naturales y seguir la enseñanza de la Escritura. ¿Qué sucede dentro de nosotros y alrededor de nosotros que está profundamente influenciado por poderes espirituales y por Dios mismo?, lo que puede parecernos hechos naturales, crisis personales, problemas en la iglesia y aun luchas políticas no son sucesos naturales. Son resultado de implicaciones complejas que incluyen a Dios y a realidades espirituales.

Cuando aceptamos la perspectiva de la Biblia sobre estos asuntos, Apocalipsis puede hablarnos poderosamente, justo como lo hizo a la audiencia de Juan en el primer siglo. Ninguno de nosotros puede ver las realidades espirituales que están detrás de nuestras experiencias. Pero el libro de Apocalipsis levanta el telón de estas realidades espirituales y nos permite ver el plan cósmico de Dios trayendo salvación a la historia a través de Jesucristo. Él ahora está presente con su iglesia por medio de su Espíritu, y regresará para reclamar la victoria final sobre todos sus enemigos.

El tema del libro de Apocalipsis es la victoria de Jesús. Eso significa en última instancia, que debemos estar alentados. No significa que no vamos a enfrentar dificultades, y el libro de Apocalipsis es un poderoso recordatorio de como Dios permite juicios, pruebas y caos. La gran ramera de Babilonia, etc. Todas estas cosas vienen a nuestras vidas, pero finalmente la Nueva Jerusalén descenderá del cielo, y Jesús establecerá su reino. Dios será nuestro Dios; seremos su pueblo eternamente y para siempre. No puede haber nada más alentador que esto. [Dr. William Edgar]

El libro de Apocalipsis nos asegura que al final, Dios triunfará sobre todos sus enemigos — un triunfo completo. Nosotros debemos responder con gozo y anticipación, primero que nada esperando esto, con determinación y compromiso frente a la oposición, a las tentaciones. Sabiendo que al final superaremos toda oposición que ahora enfrentamos así como los sufrimientos que actualmente enfrentamos. [Dr. Vern S. Poythress]

La gran lección del libro de Apocalipsis, es que Dios conquistará a todos sus y nuestros enemigos. Ese es un alentador mensaje para la iglesia. Es algo que es extremadamente importante para la iglesia, ciertamente en el sufrimiento que atraviesa en esta época… Él es. Es un mensaje de gran aliento, que Dios traerá todo a una satisfactoria conclusión desde su perspectiva, y la iglesia vencerá al final de los tiempos. [Dr. Carl R. Trueman]

Ahora que hemos examinado las características de la literatura apocalíptica bíblica, pongamos atención a su desarrollo histórico.

Desarrollo Histórico

Muchos académicos críticos han pensado que la literatura apocalíptica bíblica, llegó de las influencias babilónicas y persas al final de la historia de Israel, después del exilio de Israel en Babilonia en el siglo sexto antes de Cristo. Pero descubrimientos recientes han mostrado que las principales características del género apocalíptico, comenzaron a desarrollarse a principios de la revelación bíblica, mientras Israel interactuaba con las culturas que les rodeaban como los cananeos y otras gentes semitas del Oeste. Muchos elementos que se convirtieron importantes en la literatura apocalíptica bíblica, también aparecen en los primeros libros del Antiguo Testamento.

Por ejemplo, en Éxodo 15, hay una canción altamente simbólica que celebra el hecho de que Dios ahogó al ejército Egipcio en el mar rojo. Habla de Dios destruyendo a los Egipcios con su mano derecha, quemándolos como paja, apilando las aguas con un soplo de su nariz, y haciendo que sean tragados por la tierra. Sigue diciendo que las naciones se encogerán de miedo de Dios, y así Israel será establecido en la Tierra Prometida, y Dios morará con ellos como su rey eterno. Otro ejemplo de los libros de Moisés, es la profecía de Balaam en Números 24:17, donde se describe el surgimiento del reinado de Israel con la imagen de una estrella.

Este estilo de literatura se desarrolló más progresivamente a través de la historia de Israel. Job 26:12 y Salmo 89:10, hablan de Dios matando a la serpiente Rahab en una batalla cósmica. Y en Job 41, Dios proclamó su poder sobre Leviatán el monstruo del mar. Y los profetas continuaron desarrollando imágenes apocalípticas a niveles mayores en libros como Joel, Daniel, Ezequiel y Zacarías. Por ejemplo, Daniel 7 registra el sueño de Daniel en el que una serie de bestias monstruosas se levantan del mar, terminando cuando Dios juzga y destruye a la última y más terrible de ellas.

El período que sigue inmediatamente al cierre del Antiguo Testamento, es generalmente llamado el período intertestamentario porque fue escrito después del Antiguo Testamento y antes del Nuevo Testamento. Durante este tiempo, la literatura apocalíptica se desarrolló completamente en un género distinto, y muchos escritos apocalípticos no inspirados y extra bíblicos fueron producidos. Estos incluyen la Asunción de Moisés, Enoc, partes del libro 2 de Esdras, el Apocalipsis de Baruc, y Los Rollos de la Guerra encontrados en Qumrán. A pesar de que estos escritos no son parte de la Biblia, los mencionamos porque ellos nos ayudan a trazar el desarrollo del género apocalíptico.

Estos escritos estaban fuertemente orientados hacia las luchas cósmicas detrás de las experiencias terrenales de sus audiencias. Se basaron en gran medida de imágenes de los profetas del Antiguo Testamento, y desarrollaron aplicaciones de estas imágenes mucho más elaboradas mezclándolas entre ellas. Estos aspectos particulares de la literatura apocalíptica intertestamental se encuentran también en los escritos apocalípticos del Nuevo Testamento.

A pesar de que los escritos apocalípticos intertestamentarios tienen ciertas similitudes con los escritos apocalípticos bíblicos, también tienen características que los distinguen de las Escrituras en maneras importantes. Por ejemplo, muchos son pseudónimos, que significa que fueron escritos bajo un nombre falso para animar a las personas a leer y aceptar el escrito como un auténtico producto del falsamente llamado autor. Pero esta práctica era deshonesta, y Pablo la condena en 2 de Tesalonicenses 2:2. Algunos escritos apocalípticos extra-bíblicos también hablaron acerca de eventos pasados como si no hubieran pasado aún, tratando de dar la apariencia de que el escritor predijo con exactitud toda la historia de Israel. Esto por supuesto, es otra forma de no ser honestos. Y la literatura apocalíptica bíblica nunca emplea esta táctica.

En el Nuevo Testamento, el género de la literatura apocalíptica continuó en desarrollo. Ahora, tenemos que recordar que el material apocalíptico del Nuevo Testamento es muy diferente a la literatura intertestamentaria. El Nuevo Testamento es totalmente honesto y digno de confianza. Al mismo tiempo, la literatura apocalíptica del Nuevo Testamento usa un estilo que es muy similar a los escritos apocalípticos intertestamentarios.

Fuera del libro de Apocalipsis, encontramos formas apocalípticas en lugares como Mateo 24. En ese capítulo, Jesús señaló visiones apocalípticas en Daniel e Isaías con el fin de explicar futuros eventos como la destrucción del templo en Jerusalén, e incluso el fin del mundo. Por ejemplo, en Mateo 24:29, Jesús habló acerca de que el sol y la luna cesaran de dar su resplandor y las estrellas caerán del cielo.

Puede haber incluso indicios de estilo apocalíptico en las cartas de Pablo. Pablo generalmente da esperanza a sus lectores demostrándoles que la muerte y la resurrección de Cristo venció a los poderes demoníacos, como en Colosenses 1:15 al 20, y capítulo 2:13 al 15. Él frecuentemente habló acerca de guerra espiritual en formas que parecían escritos apocalípticos. En 2 de Tesalonicenses capítulo 2,él habló de las fuerzas cósmicas del mal que serán vencidas cuando Cristo regrese.

Pero por supuesto, el escrito del Nuevo Testamento que mejor ejemplifica el final del desarrollo de la literatura apocalíptica bíblica, es el libro de Apocalipsis. Apocalipsis es complejo porque contiene una concentración de características apocalípticas. Pero está también muy arraigado en el resto de las Escrituras. Y esto debe confortarnos cuando lo leemos. El libro puede parecer extraño para nosotros, pero el resto de las Escrituras puede ayudarnos a entender su mensaje, así como su aplicación a nuestras propias vidas en el mundo moderno.

Comprender el trasfondo literario de Apocalipsis es de gran ayuda para nosotros. El hecho de que Apocalipsis consiste primordialmente de profecías apocalípticas, nos asegura que el libro de Apocalipsis intenta motivarnos a obedecer a Dios con todo el corazón. Sus palabras e imágenes no intentan confundirnos o enfrentarnos a rompecabezas acerca de un futuro inmutable. Por el contario, Apocalipsis pretende ser una guía comprensible y estimulante para una vida de servicio a Dios. Al investigar el libro de Apocalipsis más profundamente en otras lecciones, y el entender su función como profecía apocalíptica nos ayudará a comprender su mensaje y a vivir de acuerdo a sus enseñanzas.

CONCLUSIÓN

En esta lección, hemos estudiado tres aspectos importantes del trasfondo de Apocalipsis. Exploramos su trasfondo histórico, enfocándonos en su autor, fecha de composición, y audiencia original. Consideramos su trasfondo teológico en términos de la escatología del Nuevo Testamento, el concepto del pacto, y el rol de los profetas. Y describimos el trasfondo literario de Apocalipsis, particularmente su relación con los géneros de profecía y apocalíptico.

El libro de Apocalipsis puede parecer extraño a nuestros oídos hoy día. Pero en su escenario original, habría sido mucho más fácil de entender. Las formas que Juan usó y las cosas que dijo podrían haber sido familiares para su primera audiencia. Y en cuanto mejor entendamos su contexto y perspectivas, seremos más capaces de entender el mensaje de Juan, y aplicarlos a nuestra propia vida. Ya sea que estemos sufriendo por la causa de Cristo y el evangelio, o disfrutando de una paz relativa, el libro de Apocalipsis nos enseña a permanecer fieles a Jesús, y a esperar el maravilloso futuro que Dios ha planeado para aquellos que confían en él.