Introducción

Aprender a vivir por fe puede confundirnos a veces. Tendemos a vacilar entre dos extremos: tomar las cosas en nuestras propias manos, o ser pasivos.

Por un lado, cuando olvidamos que Dios está en control, gobernando todo, tomamos las cosas en nuestras manos. Por ejemplo, un alumno posiblemente engañe en una prueba para sacar una buena nota. Un evangelista posiblemente trate de manipular a una persona para que acepte a Cristo. 

Por otro lado, nos ponemos pasivos cuando pensamos, "Si Dios predestina todo, ¿por qué debo esforzarme para cambiar las cosas?" Por ejemplo, una persona que está enferma posiblemente decida no ir al médico o tomar sus medicamentos, porque piensa que eso sería una falta de fe. Otro posiblemente no comparta el evangelio con nadie, pensando que no influye en la salvación de nadie, porque Dios ya determinó quién será salvo. 

La historia de Abraham puede ayudarnos a comprender lo que significa vivir por fe, evitando estos extremos. Aunque Abraham es un ejemplo de fe, no fue perfecto, y tuvo que aprender a confiar en el Señor durante el transcurso de su vida. 

Primero, empezó a dudar que Dios le daría un hijo con Sarai. Los dos eran ancianos, y decidieron "ayudar" a Dios un poco, para cumplir la promesa de una multitud de descendientes. 

Lea Génesis 16:1-4.

Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar.Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido.Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora.

PREGUNTA:

Cuando Abraham decidió tener un hijo con Agar, ¿qué actitud mostraba?